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1 de Septiembre,  Salta, Centro, Argentina
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Luracatao. Un ritual entre montañas sagradas y pinturas rupestres: reconocido actor se sumó a la ceremonia

En lo alto de Seclantás un grupo de peregrinos revivió antiguos rituales. Entre cánticos, ofrendas y el eco del valle, la Madre Tierra volvió a ser honrada como lo hacían los pueblos originarios.
Lunes, 01 de septiembre de 2025 10:00
Luracatao. Fotografías gentileza Felix Gramajo

El último fin de semana de agosto, el mes de la Pachamama se despidió en Luracatao, Seclantás, con una experiencia única, la recreación de los rituales ancestrales que, desde tiempos inmemoriales, se practicaban en los Valles Calchaquíes.

El escenario no pudo ser más imponente. En un sitio ceremonial de altura, rodeado de pinturas rupestres que datan del 300 a.C., un grupo de salteños, jujeños y visitantes porteños se adentró en un viaje simbólico hacia el pasado. Allí, donde alguna vez los pueblos originarios pedían salud, buena vida y agradecían a la Madre Tierra, volvió a sentirse la fuerza de lo sagrado.

Fido Abán, vecino de la zona y estudioso de estas tradiciones, lo resumió con emoción: “Estas pinturas no son solo arte rupestre; son mensajes de comunidad, de cooperación y espiritualidad. La gente llegaba desde toda la región para curarse, y cada año regresaban a transformar sus vidas en lo que llamaban el buen vivir”.

La ceremonia fue sencilla pero profunda. Se cavó un pequeño pozo en la tierra sagrada, donde se depositaron agua, licor, frutas y hojas de coca. Luego, todos los presentes se tomaron de las manos y elevaron cánticos andinos, sellando el momento en una atmósfera de recogimiento y unión.

La mística de Luracatao también atrajo la mirada del actor y documentalista Boy Olmi, quien junto a su equipo viajó hasta allí para registrar la experiencia.

Llegar a este rincón no es fácil, pero el camino es parte del ritual. Desde la capital salteña, son unas cuatro horas de viaje que incluyen atravesar la Cuesta del Obispo y el Parque Nacional Los Cardones hasta Seclantás. Desde allí, la travesía continúa rumbo a la laguna de Brealito, con un último tramo a pie que conduce directo al corazón del sitio ceremonial.

Ese esfuerzo tiene su recompensa, la posibilidad de estar frente a un espacio donde el tiempo parece detenerse, y donde la Pachamama sigue recibiendo, como desde hace miles de años, la gratitud de quienes buscan reencontrarse con lo esencial.

El Valle de Luracatao está ubicado a 2.700 msnm y debe su nombre a la lengua cacana y significa “Pueblo Alto”. Se encuentra a 51 kilómetros del Pueblo de Seclantás y se arriba por un camino de montañas de paisajes increíbles.

Cuentan los historiadores que Seclantás, en el departamento de Molinos, es un lugar con una rica historia cultural que combina elementos de las antiguas comunidades originarias y de los colonos europeos.

En el periodo precolombino, entre los años 850 y 1430, la región fue hogar de la cultura Santa Mariana, parte de la nación Diaguita. A partir de 1442, la llegada de los incas llevó importantes cambios culturales y políticos. En la actualidad, se pueden encontrar restos arqueológicos incas en lugares como Seclantás Adentro, El Churcal, Brealito y en el Valle de Luracatao.

Los estudiosos explican que, durante el periodo de colonización, el conquistador Diego de Almagro llegó al Valle Calchaquí en 1535. Más tarde, a fines del siglo XVIII, las tierras de Seclantás pertenecían a la Hacienda de Pedro de Ferreyra, quien ayudó a las tropas de Belgrano en 1814. Las tierras pasaron luego a las familias Báez y Díaz.

Seclantás fue elegido como uno de los "Seis Lugares Mágicos de Salta".

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