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Lo que podría haber sido una hazaña para Marruecos fue arrebatado a segundos del final del partido, ya que Cristian Medina logró empatar el encuentro de cabeza luego de una serie de carambolas en el área.
Si bien el gol fue un gran alivio para el elenco dirigido por Javier Mascherano, el público marroquí no lo tomó de la mejor forma y en medio del festejo argentino comenzaron a armar disturbios.
Primero arrojando elementos al campo de juego e incluso una bomba de estruendo al banco de suplentes de Argentina, lo que hizo que toda la delegación se retire a los vestuarios.
El árbitro no llegó a pitar el final del partido, por lo que se debió interrumpir ya que también varios fanáticos invadieron el campo de juego.