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En 1991, Miguel Ángel Lorenzo filmó con una cámara de video el monte, las casas, actos escolares... su comunidad. Ese material llegó a manos de Daniela Seggiaro, e hicieron una película. "Senda india" se construye con esos registros tomados en Misión Tolaba, cerca de Mosconi, y señala el sentido del monte, del idioma y de la vida en esos territorios habitados por una gran diversidad. Daniela dialogó con El Tribuno sobre su último trabajo, estrenado en el Festival 3 Continentes, en Nantes (Francia), en noviembre último, que participó después en Contracampo, en el Festival de Cine de Mar del Plata y que ganó como mejor película en el Festival Internacional de Cine de Entre Ríos (Ficer).
¿Qué significa un premio a mejor película?
Un premio ayuda mucho a las películas y, sobre todo, a una de este tipo, un trabajo muy artesanal y muy al interior de una comunidad. Fue muy lindo que un festival hermano, el Festival de Entre Ríos, valore de esa manera este trabajo. Le hace muy bien a nuestras producciones, siento que a medida que la película se va acercando a su lugar, va ganando más valor y va teniendo más sentido. Y eso me encanta, porque no está hecha para afuera, está hecha también para que la veamos en comunidad. Fue hermoso también que coincidan el premio del público y el premio del jurado, fue un reconocimiento al trabajo. Y demuestra el interés por el cine argentino, por el cine federal... el cine que nos representa. Y que representa también luchas no tan visibles, como la lucha de los pueblos indígenas por su territorio y, en particular, del pueblo wichi. En este momento, es un tema que puede tener un gran retroceso con las últimas novedades de las políticas actuales. Es un gran momento para conversar sobre todo esto. Un premio siempre ilumina, y les genera a las películas una mayor visibilidad.
¿Cómo llegás a ese material?
El material original es video 8, por eso se ve tan lindo, era de los registros caseros, un buen formato; y de ahí Miguel (Lorenzo) hacía bajadas a VHS, y yo recibí alguno de esos videos hace mucho tiempo. Era muy difícil verlo de corrido por unas cuestiones de normas, pero siempre estuve en relación con ese material, mirándolo en esa búsqueda para hacer mis otras películas. Hace unos años pude digitalizarlo y verlo sin tantas rayas, estabilizamos la cuestión entre el PAL y el NTS, y me pareció que había algo muy hermoso. Entendí en qué contexto se hacían esas imágenes, un conflicto territorial de mucho tiempo, conversé con personas que habían investigado el caso y me pareció que era muy importante hacer algo, que se viera; desde el cine hacer que eso se conozca. Cuando fui a proponer a la comunidad hacer la película, conversando con Margarita Filippini, con Miguel Ángel Lorenzo, que es el que filmó, con Victorino Lorenzo, uno de los protagonistas, y con Juan Méndez, el cacique, me dijeron que era solo una parte de todo lo que habían grabado. Y me confiaron ese otro material, los originales en video 8. Hicimos un proceso de digitalización, hacía mucho tiempo que ellos tampoco lo podían ver, la cámara duró dos años, una vez que se rompió ya no pudieron ver el material. Entonces fue para ellos también volver a encontrarse con ese registro y me lo confiaron. Eran 30 horas de material en crudo, y disfrutamos muchísimo del proceso de montaje. Entonces la película construye un relato para que en una hora y media podamos acceder, por lo menos, a una parte de esta gran historia y de todo ese gran trabajo.
La película viene de algunos festivales, ¿cómo sigue su recorrido?
Hace poco empezó su recorrido... es una película hecha para que se vea, para que abra conversación, para abrir discusiones. Pronto va a ser estrenada en Buenos Aires, esperemos que pronto también en Salta. Lamentablemente, no hay tantos cines que puedan hacerse ecos de este tipo de películas, y también esperamos que se pueda ver en la zona donde está hecha. A principios del año que viene queremos hacer el estreno, y ojalá tenga su vida en diferentes pantallas, en muestras y festivales. Pero, fundamentalmente, está hecha para ser vista en nuestros lugares, en nuestra zona y territorios.
¿Cómo surge el nombre "Senda india"?
En las primeras imágenes que vi, uno de los protagonistas dice -y esto no quedó en la película, pero fue para mí muy revelador- "aquí parece que no hay nada, pero esto es una senda, una senda india". Se trata de la manera de habitar el monte, ayuda a pensar que todo el espacio siempre estuvo habitado por personas y está en relación con la gente que lo recorre. Y que, a los ojos del mundo blanco, parece que no hay nada y, en realidad, está totalmente habitado, construido en conjunto... la naturaleza, el paisaje está todo el tiempo relacionado con las personas. No es un territorio vacío, como se quiso decir alguna vez: "el desierto verde" o eso de "la conquista del desierto" que arrasó con los pueblos del sur. El concepto es clave. El monte está habitado y en relación con las personas que ahí viven y vivieron siempre. Y es totalmente diferente a la manera del desmonte. Es lo contrario, es generar al interior del monte una forma de estar y de aprovecharlo y de ser, que a simple vista puede no verse, pero que es mucho más poderoso y mucho más relacional que esta otra manera, la de arrasar con todo pasando una máquina, matando... Creo que el concepto de la senda es clave para entender esta forma de dar vida y de recibir la vida del monte. Las imágenes filmadas por Miguel Lorenzo son muy reveladoras en este sentido, y son muy lindas... porque además también está en relación con lo contemporáneo. Es agarrar la cámara, filmar lo propio, pero también estar en conversación con lo que se ve en la tele, en las películas y poner el ojo en otro lugar. Es tomar una herramienta y usarla para recorrer el mundo propio. Y es opuesta a esta idea del aislamiento, del no estar, del no ser parte de la vida moderna, idea que se le adjudica a los pueblos indígenas. Este material muestra toda esa complejidad y por eso me motivó generar esta película como una forma de dialogar desde el lenguaje cinematográfico sobre esto, organizarlo un poco, y poder ver todo eso que te está mostrando, con un valor increíble y hecho por la la comunidad.
Hacés un viaje geográfico y también temporal, este trabajo y los anteriores dan cuenta de eso. ¿Algo cambió con respecto a lo que dicen esos registros del 91?
Ellos mismos lo dicen: cambió mucho el monte, el tiempo a veces genera un desgaste muy grande, pero creo que hay un optimismo y unas ganas de reencontrarse siempre con ese territorio que a veces se pone hostil. Vale la pena aclarar que el juicio fue ganado por la comunidad, y ese triunfo responde a todo el trabajo que hicieron. En ese sentido, la película viene en un buen momento, en la propia comunidad, las nuevas generaciones no conocen tanto lo que hicieron los jóvenes del 90 por su tierra. Me decía, justamente, Juan Méndez que hay jóvenes muy interesados en continuar la lucha, y para eso es necesario que se conozca más la propia historia. La película llega en un buen momento para la propia comunidad, para conocer un poco más cómo se ganó ese juicio y el trabajo que eso llevó, y espero que sea un aporte como para que haya también una continuidad, además de los cambios...
Trabajás con material de archivo, ¿qué importancia tiene?
Con la gente de la Mediateca del Archivo Histórico y con la gente del Archivo de la UNSa, hace varios años venimos tratando de que el cine también se acerque a esos materiales, porque hay un gran valor en el archivo. Hay algo que se revela de nosotros mismos, nos sirve para pensar futuros posibles, para revisar nuestra historia y pensar nuestro presente. Y es importante el trabajo de instituciones que consiguen, preservan y gestionan estos materiales. El cine contemporáneo se está acercando mucho al material de archivo para desde ahí trabajar nuevos relatos, porque nos da pautas de la historia, y también de cómo rearmar nuestra forma de narrar. A mí me parece que es algo súper interesante; usar el lenguaje cinematográfico al interior de los archivos nos ayuda a pensarnos más a nosotros mismos. Hay mucho en primera persona, hay mucho de revisión familiar en ese formato, y creo que es importante seguir trabajándolo para acceder a otros tipos de lenguajes. En relación a eso, es muy particular y valioso el trabajo que hizo la comunidad de Misión Tolaba, de registro propio, de haber custodiado ese material tanto tiempo y después confiarlo para una película. Es un proceso muy particular. Creo que mucha gente tiene archivos, en un momento usó una cámara, y es lindo revisar todo eso y encontrarse con esas imágenes, porque ese material da pautas de muchas cosas que puedes leer y releer, y más en este momento en el que no se para de generar imágenes y que todo el mundo tiene una cámara en el bolsillo... Pensar eso y pensar también otros materiales de otras épocas, eso es valioso en este momento.
¿Qué es el Chaco salteño para vos?
El Chaco salteño... Si hay algo que a mí me gustó de comenzar a trabajar ahí, o me impactó la primera vez que fui... es su potencia y su belleza. Bueno, mi primera película se llama "La belleza", en oposición a esa imagen de carencia que se difunde desde los centros urbanos, incluso desde la misma provincia de Salta. Y es un territorio lleno de creatividad, de pensamiento, de saberes, de lenguajes, de formas de habitar de una riqueza incalculable y maravillosa que realmente hay que defender, y que va totalmente en contra de esa idea de carencia, de falta y de pobreza. Si bien hay una injusticia muy grande en la segregación que se hace de la gente que habita ese territorio, y eso genera grandes problemas, creo que tenemos que ver toda su riqueza y valorarlo más. Para mí, ese es el punto y quizás por eso concentro mi cinematografía ahí, porque creo también que es un espacio que lleva mucho tiempo conocerlo. No se conoce de un momento a otro, se puede ir con sensibilidad y acercarse a conocer un poco, pero realmente tiene tanto que uno puede estar toda la vida conociendo el Chaco salteño.
Cine en territorio
Guionista, directora de cine y videasta, Daniela Seggiaro nació en Salta. Egresó de la carrera de Imagen y Sonido de la UBA. En 2012 estrena en el festival de Berlín (Berlinale) su primer largometraje de ficción "Nosilatiaj. La belleza" (Vista Sur Films), de larga trayectoria y numerosos premios como FIPRESCI; Montgolfieres D'argento en Nantes; Grand Prix Hassan; mejor película del festival de cine independiente de Marruecos; entre otros.
"Husek" (Vista Sur Films - Maravillacine) es su segunda película, fue filmada en Salta a fines de 2019 y seleccionada para tener su premiere mundial en la competencia internacional del festival FID Marseille en julio de 2021, donde recibe un premio del jurado; el estreno nacional de "Husek" se da en el Festival de Cine de Mar del Plata y continúa su camino en festivales como Rencontres Toulousse, Ischia FF, Bio Bio Cine, First Look FF (NYC) y otros tanto nacionales como internacionales.
"Senda india" (Maravillacine) se vincula a nivel temático con sus películas de ficción, trabaja nuevamente en la zona de encuentro y desencuentro entre el mundo indígena y el occidental o criollo, como partes de una contemporaneidad del que su cine da cuenta.
"Senda india" fue elegida mejor película en la sección oficial del FICER, y también obtuvo allí el premio del público.