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La reina de los Países Bajos, Máxima Zorreguieta, volvió a elegir la Patagonia argentina para despedir el 2025. Este viernes por la tarde arribó a San Carlos de Bariloche junto a su familia para celebrar el Año Nuevo, en una visita que con el paso del tiempo se transformó en una verdadera tradición estival.
El vuelo privado que trasladó a la familia real aterrizó poco después del mediodía en el aeropuerto Teniente Luis Candelaria, proveniente de El Calafate. Desde allí, el grupo se dirigió de manera inmediata a la estancia Pilpilcurá, una propiedad ubicada a unos 75 kilómetros del centro de la ciudad, en plena zona cordillerana. El traslado se realizó bajo un fuerte operativo de seguridad que acompañó todo el recorrido hasta el establecimiento rural.
Máxima viajó acompañada por su esposo, el rey Guillermo Alejandro, y por sus hijas, la princesa Amalia, heredera al trono, y las princesas Alexia y Ariane. Como ocurre cada verano, la elección de Bariloche responde al vínculo personal y afectivo que la reina mantiene con la Argentina, su país natal, y especialmente con la Patagonia, un destino que la familia real considera ideal para el descanso y la privacidad.
La llegada de la monarca no pasó inadvertida para residentes y turistas, aunque la familia mantiene un perfil bajo durante su estadía. La presencia de la realeza neerlandesa en la región se repite año tras año y suele generar expectativa por los movimientos del grupo, aun cuando evitan apariciones públicas o exposiciones mediáticas.
En esta ocasión, trascendió además que Máxima Zorreguieta se reencontró en la estancia con su madre, María del Carmen Cerruti, quien ya se encontraba en el lugar aguardando la llegada del resto de la familia. El encuentro se dio en un marco de absoluta reserva, aunque fue comentado en la zona por quienes advirtieron el despliegue de seguridad.
Tradicional postal de fin de año
Mientras disfrutan de su estadía en el sur argentino, la Casa Real de Países Bajos volvió a captar la atención internacional con la difusión de su tradicional postal de fin de año. En esta oportunidad, la imagen tuvo un marcado significado simbólico, ya que colocó en un lugar central a la princesa Amalia, reflejando la nueva etapa que atraviesa la heredera al trono.
La fotografía elegida corresponde a la jornada de graduación universitaria de Amalia, celebrada el 14 de julio de 2025 en la Universidad de Ámsterdam, en la Sala de Conciertos Real. Allí culminó sus estudios en Política, Psicología, Derecho y Economía, uno de los hitos más relevantes del año para la familia real.
Tras este logro académico, la princesa continuará su formación con una licenciatura en Derecho Neerlandés y un programa educativo vinculado a la Facultad de Defensa, como parte de su preparación para las responsabilidades que asumirá en el futuro dentro de la monarquía. Por ese motivo, la postal fue interpretada como un cierre de año cargado de proyección institucional.