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Martin Scorsese es uno de los cineastas más influyentes y aclamados de la historia del cine moderno. Su filmografía es una exploración intensa y, a menudo, violenta de temas recurrentes como la culpa católica, la moralidad fracturada, la obsesión, la masculinidad tóxica y la psique de los personajes marginales. Originario de Little Italy en Nueva York, su cine está profundamente arraigado en la cultura italoamericana y en las dinámicas de poder del crimen organizado y las calles urbanas.
Scorsese se distingue por su estilo visual enérgico y su dominio del montaje, utilizando travellings virtuosos, cámaras lentas impactantes y una banda sonora rockera que impregna de vitalidad y frenesí a sus narrativas. Su colaboración con actores como Robert De Niro y, más tarde, Leonardo DiCaprio, ha resultado en algunas de las interpretaciones más icónicas y memorables de la pantalla grande. Sus películas rara vez ofrecen un camino fácil hacia la redención, sino que examinan la fragilidad del sueño americano a través de sus antihéroes.
A continuación, destacamos cinco obras maestras que son fundamentales para entender la visión de Martin Scorsese. Estos títulos no solo definieron su carrera, sino que también reescribieron las reglas del cine de gánsteres, el drama psicológico y la sátira social, consolidando su legado como un cronista inigualable de la condición humana.
Taxi driver (1976): La soledad urbana y la locura
Taxi driver es una obra maestra del drama psicológico y una pieza fundamental del cine estadounidense de los años 70. La película narra el descenso a la locura de Travis Bickle (interpretado magistralmente por Robert De Niro), un veterano de Vietnam solitario e insomne que trabaja como taxista en las calles decadentes y moralmente ambiguas de Nueva York. Su creciente alienación y desprecio por la "suciedad" que percibe en la ciudad lo llevan a una obsesión peligrosa y, finalmente, a un plan violento de autoproclamada "limpieza" social.
El filme es un retrato escalofriante de la soledad, el aislamiento y la rabia reprimida en el contexto urbano. Scorsese utiliza una estética neo-noir y una atmósfera lúgubre para capturar la toxicidad de la metrópolis. La intensidad de la actuación de De Niro y el famoso monólogo "¿Estás hablando conmigo?" se han convertido en íconos cinematográficos, y la película funciona como una poderosa crítica de la violencia y la búsqueda fallida de sentido en la sociedad moderna.
Toro salvaje (1980): La autodestrucción del ego
Filmada en un impactante blanco y negro que enfatiza su crudeza dramática, Toro Salvaje es considerada por muchos críticos y por el propio Martin Scorsese como su obra cumbre y un hito ineludible en la historia del cine biográfico. La película relata la vida real del boxeador de peso medio Jake LaMotta (una transformación física y actoral de Robert De Niro), cuyo talento y tenacidad en el ring contrastaban brutalmente con su paranoia, celos incontrolables y su brutal autodestrucción fuera de él.
Scorsese utiliza la violencia del boxeo, con sus golpes y sangre, como una metáfora visual y visceral de la tortura emocional que LaMotta se inflige constantemente a sí mismo y a su entorno, especialmente a su hermano y a su esposa. LaMotta es representado como un hombre incapaz de manejar sus emociones o la vida fuera del cuadrilátero, sucumbiendo a sus instintos más básicos.
El filme es celebrado por su edición frenética y magistral, especialmente en las secuencias de pelea, y por la dedicación de De Niro al engordar para retratar al personaje en sus años de decadencia. Toro Salvaje es una exploración cruda y sin concesiones sobre la masculinidad tóxica, el castigo autoimpuesto y la imposibilidad de la redención para un hombre consumido por la rabia y el ego.
Buenos muchachos (1990): El ascenso y caída del gánster
Se trata de un clásico indiscutible que redefinió el género de gánsteres y es aclamada universalmente como una de las mejores películas sobre el crimen organizado. Basada en hechos reales, la película narra el ascenso y la posterior caída de Henry Hill (Ray Liotta), un joven aspirante a mafioso que se sumerge en el mundo vibrante y violento del crimen organizado italoamericano en Nueva York, de la mano de sus socios Jimmy Conway (Robert De Niro) y el extremadamente volátil Tommy DeVito (Joe Pesci).
La película se distingue por su ritmo vertiginoso, su narración en voz en off constante y sus famosos travellings de cámara, que transportan al espectador directamente a la excitación y el glamour inicial de la vida criminal. Scorsese captura la seducción de la riqueza y el poder sin límites, así como la rutina diaria y las reglas tácitas de la mafia, antes de que el inevitable coctel de paranoia, drogas y traición comience a desmoronar todo.
Buenos muchachos es un estudio magistral sobre la codicia, la lealtad y la cultura de la violencia. La energía frenética y la yuxtaposición de violencia repentina con humor negro hacen de esta película una experiencia cinematográfica intensa y memorable, consolidándola como la obra definitiva de Scorsese sobre la vida en el hampa.
El Lobo de Wall Street (2013): La sátira de la codicia
El lobo de Wall Street es una explosiva comedia negra y una de las obras más recientes de Martin Scorsese, que se sumerge en el mundo real de la codicia y los excesos financieros de finales de los años 80 y principios de los 90. Protagonizada por Leonardo DiCaprio como Jordan Belfort, un corredor de bolsa que construye un vasto imperio a través del fraude bursátil, la película exhibe sin tapujos una vida de drogas, sexo y riqueza obscena que opera bajo la creencia de la impunidad.
En este sentido, Jordan Belfort puede verse como el reflejo cínico y moderno del protagonista de El gran Gatsby, el protagonista de la novela de F. Scott Fitzgerald. Al igual que Jay, Belfort amasa una fortuna ilegalmente y organiza fiestas decadentes en su mansión de Long Island. Sin embargo, mientras Gatsby anhelaba la redención a través de un amor idealizado, Belfort solo busca una satisfacción hedonista sin propósito.
En El lobo de Wall Street, Scorsese utiliza un ritmo frenético y un humor excesivo para atrapar al espectador en la adicción del personaje al dinero y al poder, capturando la degeneración moral que acompaña a la riqueza sin control. El filme no solo documenta la decadencia, sino que la celebra, haciendo al público cómplice.
Infiltrados (2006): La doble identidad
Infiltrados es un thriller policial tenso y complejo que le valió a Martin Scorsese su primer Óscar a Mejor director. La película es un remake de la cinta hongkonesa Infernal affairs y sitúa la acción en Boston, centrando el conflicto en dos ratas dentro de sus respectivas organizaciones: Colin Sullivan (Matt Damon), un policía infiltrado en la mafia, y Billy Costigan (Leonardo DiCaprio), un policía que se infiltra en la mafia irlandesa.
La trama es una carrera desesperada para que cada uno descubra la identidad del otro, creando un juego de espionaje y traición con giros constantes. La película es una exploración brutal de la lealtad, la corrupción institucional y el costo psicológico de vivir una doble vida. Su diálogo mordaz, la violencia repentina y el final impactante la consolidaron como una de las mejores cintas de crimen del siglo XXI.