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El Comando Vermelho es una de las facciones criminales más antiguas y temidas de Brasil. Surgió a mediados de la década del setenta en la prisión de Ilha Grande, en Río de Janeiro, cuando presos comunes comenzaron a convivir con militantes de izquierda encarcelados por la dictadura militar. De esa inusual mezcla nació una organización con una fuerte estructura interna, un código de solidaridad y un objetivo claro: resistir al sistema penitenciario y, luego, dominar el negocio del narcotráfico.
Durante los años ochenta, el grupo trasladó su poder desde las cárceles hacia las favelas cariocas. Allí se consolidó como una estructura armada dedicada al tráfico de drogas, el control territorial y la confrontación con las fuerzas policiales.
En ese proceso, el CV estableció una suerte de “gobierno paralelo” en muchas comunidades, imponiendo sus propias reglas, castigando a los delincuentes ajenos al grupo y ofreciendo, en ocasiones, asistencia a los vecinos para ganar legitimidad.
Enfrentamiento con Primer Comando da Capital
A lo largo de las décadas, su influencia se expandió más allá de Río de Janeiro. En los años noventa y dos mil, el Comando Vermelho se enfrentó a otras facciones, como el Primer Comando da Capital (PCC), originario de São Paulo, en una guerra por el control del narcotráfico dentro y fuera de las cárceles brasileñas. Estas disputas derivaron en violentos enfrentamientos que dejaron miles de muertos y marcaron la historia criminal reciente del país.
Actualmente, el CV mantiene alianzas con grupos criminales extranjeros, especialmente en Bolivia, Colombia y Paraguay, por donde circulan cargamentos de cocaína destinados tanto al consumo interno brasileño como a la exportación hacia Europa y África. Su estructura es descentralizada, lo que le permite operar incluso cuando algunos de sus líderes son detenidos o asesinados.
Grupo delictivo y fenómeno social
El Comando Vermelho no sólo es un actor delictivo, sino también un fenómeno social y político que refleja las desigualdades urbanas, la falta de presencia estatal y la violencia estructural en las periferias brasileñas. Mientras el Estado intenta desmantelar sus redes con grandes operativos militares, el grupo continúa reinventándose y manteniendo su poder en los barrios más vulnerables de Río y otras regiones.
En síntesis, el Comando Vermelho es mucho más que una organización criminal: es el resultado de décadas de exclusión, violencia institucional y complicidad estatal que, combinadas, dieron origen a uno de los imperios delictivos más persistentes de América Latina.