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Minería, decisiones y el riesgo de no entender el sistema

Domingo, 06 de julio de 2025 02:27
"La minería no es una línea de montaje, no se activa con un decreto, ni se mide por trimestres", dijo Castro Alem.
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En Argentina, la minería aparece de forma cíclica como solución mágica. Se la anuncia como la gran oportunidad. Se le proyectan cifras astronómicas, se la vincula con el desarrollo regional, con la salida exportadora, con los empleos del futuro. Pero también, una y otra vez, fracasa en cumplir con el entusiasmo inicial. ¿Por qué?

La respuesta no es sencilla, pero tiene una constante: seguimos decidiendo sobre minería sin entender verdaderamente cómo funciona el sistema minero.

Una actividad sistémica

Quien quiera tomar decisiones en minería debe comprender una verdad esencial: la minería no es una línea de montaje, no se activa con un decreto, ni se mide por trimestres. Es un proceso largo, de alta complejidad técnica, social, ambiental y económica. Requiere decisiones estratégicas consistentes, infraestructura, capital intensivo, talento humano y licencias múltiples: técnicas, sociales y políticas.

Cada proyecto minero recorre una línea de tiempo que puede ir de 7 a 15 años desde el descubrimiento hasta la producción. Y durante todo ese trayecto, la sincronía entre actores es vital: gobiernos, comunidades, empresas, inversores, instituciones educativas, trabajadores.

"Requiere líderes que piensen en términos de proceso, que entiendan los equilibrios territoriales".

Cuando esta lógica sistémica no es comprendida, se toman decisiones desalineadas, se generan expectativas exageradas, se prometen resultados imposibles y se produce un daño doble: se frustra a la población y se debilita la credibilidad del sector.

El cobre como espejo

Tomemos el cobre como ejemplo. Desde 2018, distintos medios y funcionarios celebran el "renacer cuprífero" argentino. Se mencionan inversiones por miles de millones de dólares, con supuestas puestas en marcha "inminentes". Sin embargo, a 2025, ningún gran proyecto cuprífero ha iniciado producción.

¿Dónde está la falla? En el diagnóstico. Se confunde una expresión de interés con una inversión firme. Se omite que los proyectos deben pasar por estudios, permisos, infraestructura, acuerdos comunitarios y financiamiento externo. Y sobre todo, se comunica como "hecho" lo que apenas es intención.

Esta lógica se repite: en el litio, en el oro, en la plata. El resultado es un sistema que vive de expectativas y que falla en la ejecución.

La trampa del anuncio

En Minería Positiva y en la serie de artículos Las trampas de la Comunicación Minera, hemos advertido sobre esta disociación entre lo que se dice y lo que se hace. Y lo hemos explicado en términos de psicología social y sistemas complejos: si no se comprende la naturaleza del sistema minero, el riesgo de generar frustración social es altísimo.

"Cada proyecto minero recorre una línea de tiempo que puede ir de 7 a 15 años hasta la producción".

La minería requiere líderes que piensen en términos de proceso, que entiendan los equilibrios territoriales, que hablen menos de "oportunidades instantáneas" y más de maduración responsable del desarrollo. Que dejen de lado el efectismo y abracen la planificación.

Porque la minería no se impone: se construye. No se improvisa: se diseña. No se grita: se explica con claridad, verdad y paciencia.

¿Qué necesitamos?

1- Tomadores de decisión con pensamiento sistémico: políticos, empresarios, académicos y líderes sociales que comprendan cómo interactúan las variables del sistema minero y puedan anticipar conflictos, demoras y oportunidades.

2- Estrategias basadas en procesos reales, no en slogans: cada anuncio debe estar vinculado a un hito concreto, verificable y coherente con la fase del proyecto.

3- Formación técnica transversal: la gobernanza minera no puede estar en manos de personas que no saben cómo se desarrolla un proyecto, cómo funciona un flujo metalúrgico o qué implica un Estudio de Impacto Ambiental.

4- Comunicación responsable y empática: que entienda que no se trata de convencer a todos, sino de construir confianza sobre la base de hechos y coherencia.

Si no cambiamos el modelo mental con el que abordamos la minería, seguiremos repitiendo el mismo ciclo: expectativa, demora, decepción. Y en ese proceso, perdemos más que recursos: perdemos tiempo, credibilidad y futuro.

La buena noticia es que la Argentina tiene profesionales, proyectos y recursos para hacerlo bien. Solo necesita alinear sus decisiones con la realidad del sistema. Porque en minería, más que en ninguna otra actividad, la comprensión es el insumo más estratégico de todos.

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