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Desde su inauguración en abril, el Centro de Convenciones de Rosario de Lerma dejó de ser un viejo galpón abandonado para convertirse en un imán cultural y social que reúne, semana tras semana, a miles de vecinos de todo el Valle de Lerma. En apenas ocho meses, más de 20 mil personas pasaron por su escenario, sus ferias, encuentros educativos, festivales religiosos y espectáculos artísticos.
La obra de más de 1.000 metros cuadrados y con una inversión superior a $400 millones, íntegramente financiada por el municipio, hoy es uno de los puntos más activos de la gestión de Sergio "Topo" Ramos, quien asegura que el verdadero desafío recién empieza: mantenerlo, hacerlo crecer y convertirlo en una herramienta de desarrollo comunitario.
El intendente Sergio Ramos detalla cómo funciona el espacio, cuál es su impacto social y qué lugar tendrá en la agenda cultural del próximo año.
¿Cuál es el balance del Centro de Convenciones a ocho meses de su apertura?
El Centro está funcionando muy bien, con muchísima gente y durante todo el año. Su objetivo era claro: reunir a la comunidad educativa, cultural y religiosa, y eso se está cumpliendo. Hasta fines de diciembre completaremos 35 espectáculos desde su apertura, con un promedio de 500 personas por evento. Algunos superan ese número. Estamos hablando de 15 a 20 mil personas en estos meses. Eso demuestra que el espacio no solo era necesario, sino que la gente lo adoptó como propio.
¿Qué representa para los chicos y las escuelas?
Muchísimo. Es un lugar donde los niños pueden subirse a un escenario por primera vez, perder el miedo escénico, soltarse. Y eso no es menor. Muchos vienen de familias humildes y sienten que determinados lugares no son para ellos. Este Centro demuestra que todos tenemos los mismos derechos, sin importar la condición económica. Si los chicos sienten que pueden estar arriba de un escenario, mañana pueden animarse a mucho más. Cuando uno viene de los sectores más bajos, el proyecto de vida es comer día a día. Esto abre otra visión.-
¿Por qué insiste tanto en el concepto de comunidad?
Porque el proyecto de vida de muchos chicos depende de que puedan ver otras posibilidades. Cuando uno viene de los sectores más bajos, su día a día es resolver la comida o los problemas urgentes del hogar. Mostrarles otro mundo, un escenario, una obra de teatro, una danza… eso despierta vocaciones. Pero para eso necesitamos siempre el acompañamiento de la familia.
¿Festival al aire libre o bajo techo? ¿Puede trasladarse el Festival Rosario Le Cante a la Patria al Centro de Convenciones?
No. Ese festival convoca a 10 mil personas, y en el Centro entran 800. No hay forma. Tiene que seguir siendo al aire libre. Pero sí pensamos un formato mixto para mantener esta estructura: una parte paga para generar ingresos que permitan sostener la infraestructura, y otra parte gratuita, para que cualquier vecino pueda asistir sin importar su bolsillo. La municipalidad no tiene que tener fines de lucro. Su fin es crear comunidad. Pero también debemos ser responsables con los gastos.
¿Cómo se sostiene semejante infraestructura?
Con creatividad. Sabemos que es un espacio acorde para espectáculos grandes, y no descartamos traer propuestas nacionales e internacionales. Pero también vamos a abrir ferias y actividades que generen ingresos sin dejar de ser accesibles. La clave es el equilibrio. Vemos llegar gente de Cerrillos, Campo Quijano, El Carril, Chicoana. El Valle necesitaba un lugar así. Y eso nos obliga a pensar en grande, con responsabilidad, pero sin perder de vista que la cultura es un derecho.
¿Qué se viene?
Más actividades, más comunidad y más autogestión. Ya estamos pensando en la agenda 2026.