El basural a cielo abierto que comparten los municipios de Cafayate, Animaná y San Carlos continúa siendo un foco de grave contaminación en el corazón del Valle Calchaquí. Sin novedades en cuanto a avances de infraestructura y con un daño ambiental cada vez más evidente, el tema se reinstala a partir de los evidentes signos de daño ambiental en la zona, que se observan incluso desde varios kilómetros.
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El basural a cielo abierto que comparten los municipios de Cafayate, Animaná y San Carlos continúa siendo un foco de grave contaminación en el corazón del Valle Calchaquí. Sin novedades en cuanto a avances de infraestructura y con un daño ambiental cada vez más evidente, el tema se reinstala a partir de los evidentes signos de daño ambiental en la zona, que se observan incluso desde varios kilómetros.
Además de ello y sin nada en concreto para su cierre o tratamiento adecuado de los residuos de los tres municipios, la contaminación se expande en una región de alto valor paisajístico y turístico.
El vertedero se encuentra a la vera de la ruta nacional 40, a unos 6 kilómetros al norte de Cafayate, sobre el margen norte del río Yacochuya. Desde su creación en 2013, el predio funciona con un solo dispositivo a cielo abierto que recibe los residuos de los tres municipios. Hoy, 12 años después, el problema persiste sin una solución definitiva.
Especialistas advierten que el impacto es gravísimo. Durante las lluvias de verano, los arroyos que cruzan la zona arrastran los desechos hasta el río Yacochuya, contaminando los cursos de agua. En época de sequía, el viento dispersa la basura sobre amplias áreas del valle, agravando el deterioro ambiental de un sitio clave para el turismo de la provincia.
"Durante estos últimos meses estuvimos haciendo un seguimiento al funcionamiento del consorcio y dando recomendaciones técnicas", señaló a El Tribuno, Normando Zuñiga, subsecretario de Medio Ambiente de la provincia.
350 mil dólares es el monto que había sido calculado inicialmente para dotar de infraestructura al predio.
Sin embargo, reconoció que los municipios "declaran no poder afrontar los costos de operación del sitio de disposición final". Aunque mencionó que en los próximos días se intentará avanzar en un convenio para encontrar una solución definitiva, los hechos concretos aún no se materializan.
Por su parte, Alejandro Aldazábal, secretario de Ambiente y Desarrollo Sustentable de Salta, se refirió a la necesidad de fortalecer al consorcio de los Valles Calchaquíes: "La idea es dar apoyo normativo y un poco más de ingeniería para que el proyecto avance, porque hay una falta evidente de recursos", afirmó hace nos días en diálogo con Radio Salta.
La falta de recursos económicos fue, justamente, el argumento que frenó la construcción de una nueva trinchera para el tratamiento de los residuos sólidos urbanos.
Se había previsto un presupuesto cercano a los 350 mil dólares, pero los recortes de fondos dejaron la iniciativa en suspenso. Incluso se propuso en su momento la creación de una tasa municipal en los tres municipios para destinar ese ingreso a la gestión integral de residuos, pero la medida no prosperó.
El basural, que recibe en promedio ocho camiones de residuos por día —seis de ellos provenientes de Cafayate—, también representa un riesgo para quienes trabajan en la recuperación de materiales.
Los incendios, frecuentes en el predio, llevaron incluso al cierre del lugar por una semana en mayo del año pasado, y a la suspensión de la recolección domiciliaria en Animaná y San Carlos. La situación fue aún más crítica en Cafayate, donde el volumen de residuos generados es mucho mayor debido a su población estable y al flujo constante de turistas.
Mientras tanto, el paisaje del Valle Calchaquí —uno de los principales destinos turísticos de Salta— sigue deteriorándose ante la falta de soluciones y de un plan de gestión sostenible para los residuos.
El turismo y un problema no resuelto
Los basurales a cielo abierto constituyen un problema no resuelto en varios municipios de la provincia, pero el de los Valles Calchaquíes adquiere notoriedad con frecuencia debido a que se trata de una lugar de alto movimiento turístico y que también con frecuencia, sufre incendios y emanaciones que se dispersan por la región y que afectan a una amplia zona de los Valles.
La situación del basural a cielo abierto en la zona de Cafayate que incluye a los residuos generados en Animaná y San Carlos, sigue en un cono de incertidumbre, mientras el daño ambiental se hace cada vez mas evidente en una zona con alta concentración de la actividad turística.