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La tarde del lunes, alrededor de las 15, el barrio San Jorge de Rosario de Lerma se convirtió en escenario de momentos de desesperación y angustia. Una mujer salió corriendo a la calle con su nieta en brazos, pidiendo ayuda entre gritos y lágrimas porque la pequeña, de apenas 22 días de vida, había dejado de respirar.
La abuela, Mariana Farfán (47), relató lo sucedido con la voz quebrada:“Sí, gracias a Dios, ahora mi nieta está con vida. Fue un momento terrible, yo estaba dándole la leche a la bebé y, como siempre le cuesta hacer provechito, se la pasé a mi hija. En ese momento la nena vomitó un poquito, se atragantó y de golpe la vi que se ahogaba. Sus ojitos quedaron fijos, no reaccionaba, y ahí me desesperé. Le pedí a mi marido y a mis otros hijos que me ayudaran, pero no sabíamos qué hacer. Entonces salí a la calle, pedí auxilio y, por un milagro, justo pasaba el patrullero por la puerta de mi casa”.
Los efectivos actuaron de inmediato
La patrulla de la Subcomisaría San Jorge, que retornaba de un servicio de incendio, fue alertada por los gritos de la mujer en la manzana 47. Al ver la escena, los efectivos actuaron de inmediato: la cabo Estefanía Aramayo tomó a la beba y comenzó a practicarle maniobras de reanimación cardiopulmonar (RCP), mientras el sargento Víctor Tinte y los aspirantes de segundo año Nahuel Solís y Emanuel Orozco preparaban el móvil para el traslado urgente.
“Yo veía que la policía hacía RCP y que la nena no reaccionaba, mi corazón se me partía en mil pedazos. Nos subimos al patrullero y salimos a toda velocidad. En el camino, yo solo rezaba y pedía a Dios que no me la llevara. Y de golpe escucho el llanto de la beba. Fue el momento más hermoso, era la vida que volvía. Ahí supe que iba a estar bien”, contó Mariana.
Al llegar al hospital de Rosario de Lerma, el equipo médico -integrado por el doctor Aguilera y la doctora Ramírez- la recibió de inmediato. Luego de estabil