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20 de Julio,  Salta, Centro, Argentina
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La inflación baja, pero el bolsillo no mejora

Apenas dos de cada diez argentinos están conformes con lo que hoy pueden comprar, según un relevamiento.
Domingo, 20 de julio de 2025 02:16
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La percepción de la situación económica actual comparada con la del año anterior sigue deteriorándose. Por quinto mes consecutivo disminuye la proporción de argentinos que ve una mejoría: actualmente, el 46% considera que la economía está mejor que hace un año, mientras que un 53% cree que está peor. Este balance interanual, que hasta comienzos de año era positivo, se ha inclinado a negativo, de acuerdo al relevamiento de junio sobre el "Humor social y político" de la consultora D'Alessio Irol - Berensztein.

En cuanto al futuro, las expectativas también se enfriaron: un 48% piensa que la economía estará mejor dentro de un año contra 47% que anticipa que estará peor, revirtiendo el optimismo neto que se mantenía desde mayo de 2024. El grado de optimismo varía según la afinidad política: por ejemplo, el 73% de quienes votaron a La Libertad Avanza (oficialismo) mantiene una visión optimista, mientras que un 88% de los votantes de Unión por la Patria (oposición) opina que la situación está peor que el año pasado.

Pese a que la inflación anual mostró una marcada desaceleración en 2025, casi la mitad de la población (44%) no siente ningún alivio por la menor suba de precios, y solo un 13% percibe poco alivio. En contrapartida, un sector similar de la sociedad (43%) reconoce sentir mucho alivio ante la desaceleración inflacionaria. Esta división está fuertemente atravesada por la grieta política: el 71% de los votantes oficialistas (LLA) se declara muy aliviado por la baja de la inflación, mientras que un 81% de los votantes opositores (UP) no siente alivio alguno.

 

El poder adquisitivo actual genera insatisfacción generalizada, según el sondeo de D'Alessio Irol - Berensztein. Solo 2 de cada 10 argentinos están conformes con lo que pueden comprar hoy, lo que refleja que incluso entre los votantes oficialistas –tradicionalmente más optimistas– prevalece la disconformidad con el nivel de vida actual. En otras palabras, la amplia mayoría siente que su ingreso no rinde lo suficiente.

Frente a esta realidad, los hogares están priorizando sus gastos en servicios e ítems esenciales. En el top 3 de destinos del presupuesto familiar aparecen el pago de servicios básicos (luz, gas, agua, internet), mencionado por 79% de los encuestados, seguido por la compra de alimentos (68%) y los gastos en salud/medicación (46%). Más atrás en las prioridades quedan la tarjeta de crédito (28%), el alquiler de vivienda (23%) y la educación (18%). Esto sugiere que los ingresos se destinan primero a cubrir las cuentas de servicios y obligaciones mensuales, relegando otros rubros de consumo y dificultando la capacidad de ahorro.

Ajuste

Además, el 81% de los consultados manifestó haber tenido que reducir gastos por la situación económica. Este ajuste del bolsillo es casi universal entre los votantes opositores de UP (alcanzando al 95% de ellos), mientras que entre los oficialistas de LLA –más confiados en la gestión económica– también abarca a una mayoría, aunque menor (70%). Los recortes se concentraron en gastos prescindibles: un 65% redujo salidas y entretenimiento, un 43% dejó de comprar ropa o calzado, e incluso un 32% disminuyó gastos en alimentos básicos. Esto evidencia que la contracción del consumo se extendió desde lo superfluo hasta lo necesario.

La consecuencia directa de este ajuste es la merma en la capacidad de ahorro de las familias. La mitad de los encuestados no logró ahorrar nada de dinero en los últimos seis meses. Dentro de ese grupo, 3 de cada 10 personas admiten que sus gastos mensuales superan sus ingresos, y 2 de cada 10 apenas llegan a fin de mes, sin margen alguno para el ahorro. Apenas la otra mitad de la población pudo ahorrar algo, en la mayoría de los casos muy poco. Estos datos pintan un panorama de fragilidad financiera: incluso con una inflación en retroceso, los argentinos siguen en modo supervivencia económica, priorizando lo esencial y posponiendo consumos y proyectos a futuro.

 

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