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22 de Julio,  Salta, Centro, Argentina
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La Virgen apareció dos veces en una casa de villa María Esther

Sabado, 05 de noviembre de 2011 23:59
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Cuando Mirna se estaba preparando para viajar a Metán aproximadamente a las 3.30 de las madrugada del miércoles pasado vio a la Virgen María. Dice que estaba con los brazos abiertos, una túnica blanca y un manto celeste, parada sobre el techo de chapas de zinc en el fondo de su humilde vivienda de la calle Dámaso Uriburu 2070, en villa María Esther, en la zona sudeste.

“Creo que ella vino a darnos un mensaje de alegría, paz y amor, porque estaba contenta. Me puse muy feliz y enseguida hablé a mis hijas para que también la vieran”, relató Mirna, una mujer que desborda sencillez.
En diálogo con El Tribuno, Mirna Herrera de Gutiérrez contó que es muy devota de la Virgen de Urkupiña. Para ella y su familia, y todos los que la pudieron ver más tarde, fue un momento especial y único que quedará grabado en sus mentes para siempre.

“Hasta las 5.10, que tuve que salir a la terminal, la imagen seguía ahí. La admiré y no paré de rezar por mi mamá, mi papá y una hermana que están enfermos... y me fui”, relató.

Yamila, una de sus tres hijas, corrió a buscar a su papá, que trabaja de noche en una panadería cercana. Cuando Héctor llegó a ver lo que sucedía, el asombro lo invadió y con respeto se sumó a los rezos.
Mariana, otra de sus hijas, de 20 años, dijo: “La admiré con mucha serenidad y paz. Ella tenía una sonrisa en su rostro. Creo que la conciencia vibra más fuerte. Todos somos hijos de Dios y tenemos que estar felices y unidos porque somos dichosos”.

Segunda aparición

Apenas Mirna volvió de Metán cerca de las 21.30 preguntó si la Virgen seguía en su casa. Las chicas le respondieron que no, pero cuando fue al fondo la imagen estaba allí.

Pronto la noticia se supo y los vecinos comenzaron a llegar. Angélica Jorge, una vecina de la cuadra, contó: “El miércoles vine varias veces a tocar la puerta de Mirna pero no la encontré. Después, como a las 9.30, me avisaron que volvió a aparecer la Virgencita y vine corriendo a ver si era verdad. Fue algo tan asombroso que jamás olvidaré”.

La vecina confesó que tuvieron que convencer a Mirna para que acceda a contar lo que estaba pasando en su casa. “Ella no quería que avisemos a la gente, pero después entendió que debía compartirlo”, recordó.
Mirna, por su parte, confesó que “sentí un poco de egoísmo pero porque no quería que se vaya, no quería que nada interrumpa este momento”.

En cuestión de minutos la casa se colmó de gente, según contó la familia. Unas 300 personas, entre vecinos y desconocidos de paso por la avenida Tavella, se acercaron a ver la aparición divina. Oraron hasta pasadas las 3 de la madrugada.

Armando, un chico de 15 años que no creía en los relatos, desafió a los Herrera y se subió al techo. Luego bajó asombrado, lloró y se unió al rezo del rosario. Según Mariana, más tarde el adolescente, que vive a unas cuantas casas, sufrió una crisis.

“Estaba como endemoniado. Tenía mucha fuerza y nos quería golpear. Fue algo tan extraño... No sé qué le pasó”. Ante la pregunta de por qué cree que se le apareció a usted, Mirna contó que es una mujer muy positiva, sin maldad. “Todo lo que hago lo hago con el corazón”, dijo.

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