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Con el grito atragantado

Domingo, 28 de octubre de 2012 23:51
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En esta clase de partidos hasta que el árbitro no pita el final nada está dicho, y ayer en el Monumental este viejo refrán futbolero se cumplió.

River estableció las pautas del juego a lo largo de todo el partido, tuvo la iniciativa cuando se lo propuso, sus hombres fueron los mejores protagonistas pero pecó por no definir cuando tuvo todo a disposición. Boca, perdido desde el comienzo, no tuvo estructura de equipo ni individualidades que lo rescataran. Estuvo expuesto incluso a la goleada.

Una falla del arquero Agustín Orión, al minuto y medio de iniciado el partido, dejó tempranamente a River en ventaja cuando un tiro libre de Ponzio desde la izquierda, que pareció centro, se le metió junto al palo derecho del arquero.

A lo largo del primer tiempo, el equipo de Matías Almeyda siempre tuvo el control de las acciones con un medio campo firme y le creó problemas a Boca con la velocidad del uruguayo Rodrigo Mora, quien más de una vez dejó al desnudo la lentitud de Rolando Schiavi y la alarmante falta de coordinación de los defensores visitantes. No obstante, no hubo situaciones de riesgo concretas para el xeneize porque a River le faltó pausa para concretar jugadas que inició y no tuvieron buen final.

Apenas un cabezazo de Silva, recién a los 34 minutos, fue la única llegada de Boca en la etapa inicial.

Mérito de River, porque en trece minutos se quedó sin dos titulares (Ramiro Funes Mori y Aguirre) y gastó dos cambios (entraron González Pírez y Ariel Rojas).

En el segundo tiempo, Boca salió con otra actitud y llegó con un cabezazo de Viatri. Pero River volvió a mostrar que aun cediendo la pelota llegaba más y respondió con un cabezazo de González Pírez, a los 7 min, que se fue desviado, luego un remate alto de Carlos Sánchez, quien empezaba a elaborar un gran segundo tiempo.

A los 24 minutos llegó el segundo gol millonario y la mejor maniobra del partido, ya que Trezeguet eliminó a Somoza, extendió a Sánchez, que dejó fuera de acción a Colazo (entró en lugar de Sánchez Miño, con luxación de hombro) y dio una gran asistencia para Mora, quien eludió a Orión y convirtió de derecha desde un ángulo cerrado.

Parecía que estaba todo definido, pero a los 30 min González Pirez le cometió una grosera falta a Acosta dentro del área y Silva descontó de penal.

River pudo haber llegado al tercero a los 35', con una media vuelta de Cirigialino que tapó Orión, y todo habría sido una fiesta en Núñez.

Hasta que en tiempo agregado, una jugada bien elaborada por el ingresado Leandro Paredes terminó en un centro de Acosta que Silva bajó de cabeza para la entrada de Erviti, que enmudeció el Monumental y desató el desahogo de los jugadores de Boca y el delirio de sus hinchas, en un final impensado.

CLAVES DEL PARTIDO
 
  • River se apoderó del juego desde el arranque. Un fuerte disparo de Ponzio, de tiro libre, al minuto y medio, tras una floja reacción de Orión, le dio la ventaja. Si se lo proponía podía haber goleado en el PT. 
 
  • Por momentos, el juego se hizo opaco, con ambos equipos imprecisos; pero River se mostraba más entero y firme, insinuando peligro ante una defensa visitante que hacía agua en forma permanente.
 
  • El 2-0 pareció ser lapidario  para un Boca que no había mostrado reacción en todo el partido. Sin embargo, un claro e innecesario penal de González Pírez sobre Acosta le dio vida al xeneize, que lo terminóaprovechando.
 
  • River se fue herido porque regaló un superclásico que tenía en el bolsillo. Una mala decisión de Trezeguet, en ataque, generó la contra de Boca, que fue letal. Erviti puso el 2 a 2 y amargó la fiesta millonaria.
 
 

 

 

 

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