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En un operativo comando, perfectamente coordinado, cuatro motochorros -tres hombres y una mujer jóvenes- asaltaron antenoche, cerca de las 23, el minimercado y sandwichería Abril, situado en la intersección de las calles Avellaneda y San Luis, en el populoso barrio Ferroviaria, el más grande de Salvador Mazza y se llevaron un botín de poco más de $12.000, pero antes de retirarse realizaron un disparo que hirió al propietario en una de sus manos.
Los sujetos se hicieron presentes a las 22.50, aproximadamente en el local y dos jóvenes que se bajaron de una moto, se acercaron al amplio ventanal por donde se atiende la sandwichería y pidieron que les hicieran dos lomitos. La esposa del propietario, Gista Villafuerte (40), se aprestaba a ingresar a la cocina a preparárselos, pero antes de ello, aparecieron otros dos muchachos, un varón y una chica, vestidos con buzos y con la cabeza y medio rostro cubiertos por sendas capuchas y pidieron dos milanesas.
Cuando la mujer comenzaba a preparar los pedidos, sintió que alguien le apoyaba un caño en la espalda. “Quedate quieta”, le dijo uno de los dos últimos en aparecer y a renglón seguido, le vaciaron la cartera, donde tenía $4.000 de la recaudación, guardados para el pago a proveedores. Los delincuentes registraron toda la propiedad y hallaron $8.000 más. Enceguecidos por el éxito de su golpe, los cuatro ladrones, con armas en ristre, se dirigieron hacia el sector del minimercado, donde encararon al marido de Gista Villafuerte, Sergio Llanos (39), quien pese a la sorpresa, intentó defenderse y poner a salvo sus bienes, recibiendo un tiro en una de sus manos.
Tras el disparo, los delincuentes huyeron, se perdieron entre las sombras pero las víctimas sintieron el encendido de motores de motocicletas, que se alejaron rápidamente.
La Policía investiga el caso y sus detectives creen que el robo fue planificado al dedillo: “Llanos estaba recibiendo el pago de las libretas de crédito de sus clientes, que tras el pago de sueldos ya habían comenzado a cancelar sus deudas. Si no se resistía, la cifra robada podría haber sido mucho mayor”, dijeron.
“Estoy muerta de miedo y mi esposo quedó malherido en una de sus manos”, dijo Gista Villafuerte.
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