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La báscula es la instancia que muchas veces marca el destino de los boxeadores. Ayer, en la Comisión Municipal de Box de Salta, el triple campeón salteño Ricky Santillán y el retador, Lucas Báez, tuvieron su primera prueba de fuego en pos del choque que deberían protagonizar esta noche en el estadio Delmi. Como suele suceder a veces, el pesaje arrojó sorpresas.
El campeón llegó sobre la hora cuando su retador lo esperaba para subir a la balanza. Al momento del pesaje el cordobés radicado en Catamarca no tuvo problemas, acusó 55, 100 kg (el límite de la categoría es de 55,400 kg). Después fue el turno del Fantasma y ante el asombro de algunos no dio el peso. Registró 57,100 y todo se hizo cuesta arriba.
Desde el equipo de Báez exigieron el peso pactado, mientras que por el lado de Ricky, con Fabiola (manager y promotora) y Aaron (entrenador) señalaron que más de eso no iba a bajar. En ese instante, alguien en la Comisión sugirió pactar el combate en 56, y la gente de Báez, incluso el púgil, no aceptaron. “Acá en Salta ya me equivoque en su momento con Tejerina, cuando acepté pelear regalando dos kilos de diferencia, ahora no me quiero volver a equivocar”, sostuvo el púgil cordobés.
Hay que tener en cuenta que en términos de peso el pasado condena a Mendieta Báez, porque por más que él sostenga ahora que es un “supergallo” (55,400), su récord se compone en su mayoría por combates librados en pluma (57,200) y superpluma (59). En ese sentido, con un poco de comprensión y ganas de pactar, la pelea podría haberse arreglado en 56 kilos. De todos modos, el retador cumplió lo charlado y dio el peso correcto e hizo gala de su “derecho” reclamando lo pactado.
Por su parte, el campeón no estuvo a la altura de las circunstancias. Más allá de cualquier factor externo que pudo haber influido en su preparación, él y su gente sabían del arreglo hace más de dos meses. En la conferencia de prensa, ayer por la mañana, llamó la atención de que Ricky apareciese todo tapado, con equipo de gimnasia y que en ningún momento tomara una sola gota de agua. Indicios de que algo estaba pasando. Luego llegó tarde al pesaje, había estado entrenando.
Ricky deberá entender que es el campeón no solo de una corona, sino de tres y que como tal tendrá que comportarse y mostrarse. Además de los cinturones, la imagen de un verdadero campeón se compone de una serie de factores que acompañan a su figura. El ser profesional es una de ellas. Si bien está para pelear hasta doce rounds, el hecho de no haber registrado el peso acordado hace dos meses hacen suponer que la puesta a punto no fue la mejor.
Pasadas las 20, Ricky se instaló de nuevo en un gimnasio para dar el peso, pero fue en vano, no hubo forma. Cerca de las 22 encaró la báscula y volvió a pesarse. Al cierre de esta edición el manager de Báez intentaba convencer a su púgil para aceptar el combate fuera de la categoría supergallo. Un papelón.
Momentos calientes en la Comisión de Box
En el pesaje, pasadas las 18.15, y tras evidenciar que el campeón no registraba el peso estipulado, se vivieron momentos muy calientes dentro de la Comisión de Box. Mientras transcurrían las horas, desde ambos equipos se tiraron la pelota y se trataron de “cagón”.
“No me quiere pelear porque tiene miedo, esa es la única verdad”, señaló caliente Lucas “Mendieta” Báez. Por su parte, su manager y entrenador, Luis Tapia, señaló: “Es una falta de respeto al público de Salta, al organizador, la Comisión de Box y a nosotros que hicimos una preparación a conciencia”.
Una de las situaciones que llamó mucho la atención fue que tras excederse en el peso, Ricky no solo que no hizo nada en tratar de bajar, sino que de inmediato se puso a tomar agua. Minutos más tarde registro incluso 58,100 kilos. Una de las explicaciones fue que “ya se había decidido no hacer la pelea”, apuntó Fabiola Soria, por eso Ricky no tuvo inconveniente en ingerir líquido.
“Ellos nos tiran ahora la pelota a nosotros, pero en realidad Báez siempre peleó en pluma o superpluma. Reconocemos que Ricky no dio el peso, pero si ellos hubiesen querido podrían haber aceptado la pelea hasta en 57 kilos”, descargó Fabiola Soria.