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Todos los comerciantes consultados desaprueban la medida sancionada en la madrugada de ayer que reemplazará el nombre de la avenida Virrey Toledo por el de Bicentenario de la Batalla de Salta. La audaz iniciativa, según los testimonios, no soluciona ninguno de los problemas reales de los vecinos, que nunca fueron consultados. El plan revisionista impulsado por 11 concejales, 10 de los cuales portan apellidos españoles, para borrar de la vía pública las huellas del virrey que ordenó la fundación de la ciudad de Salta, incluía en su origen el desplazamiento del su respectivo monumento, pero horas antes de la votación la Comisión de Patrimonio Arquitectónico y Urbanístico de la Provincia de Salta (Copaups) les recordó a algunos ediles que “es de propiedad de la Provincia de Salta” y que no podían sacarlo sin su permiso. Quienes trabajan todos los días sobre la avenida opinan cosas como éstas: “Fue una pérdida de tiempo y recursos”; “una burrada total de gente que parece que no ve lo que realmente necesitamos”; “que hagan algo para que los jóvenes tengamos trabajo en la provincia con mayor desempleo del país”; “fue algo improvisado y sin consulta”; “es un disparate que indigna porque hay cosas más importantes”.
Silvia trabaja en la Farmacia Integral, propiedad de su hija Roxana Gómez, en el número 23 de la avenida. “Es un desastre lo que hicieron los cerebritos que tenemos de concejales. Ahora se nos viene un problema porque tenemos que cambiar la dirección en la AFIP, Rentas, la Municipalidad, las empresas proveedoras, tarjetas de crédito. Tenemos que trabajar para ellos, sacar papeles, pagar sellados. Es un disparate. Deberían ocuparse de lo que importa, como el olor a podrido sobre la avenida Tavella. Espero que el intendente vete esta medida. Es una burrada”, opinó.
Las chicas del nuevo bar Andy Warhol, en Virrey Toledo al 300, ya habían discutido sobre el tema cuando llegó El Tribuno. “¿Para qué tanta pérdida de tiempo? Nunca va a dejar de ser Virrey Toledo, ya es una avenida tradicional de Salta y toda la vida le diremos así”, dijo la cajera. “Ya es algo cultural”, opinó Eugenia. “Que se ocupen de mejores cosas. Hay muchas necesidades para perder tiempo en eso”, agregó Vanesa.
En la casa de ropa de niños Gmomos encargaron hace 15 días 1.000 bolsas con Virrey Toledo en la dirección. Gastaron cerca de 2.000 pesos. Hermelinda, la dueña del local, tiene algunas décadas en esa casa que también es su negocio “Es una locura. Yo me declaro en rebeldía. Para mí va a ser siempre Virrey Toledo, no me voy a aprender nunca otro”, dijo.