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Fundamentalmente son historias reales de personas que sufren. Historias de vida, con las marcas indelebles del maltrato en el núcleo de la familia y que circulan como noticias por las redacciones de diarios, estudios de radio o son transmitidas en noticieros televisivos. Son historias que están en todos lados y que invitan a la reflexión sobre un flagelo al que, muchas veces, se llega tarde: la violencia familiar.
La gente opinó. El Tribuno volvió a recorrer las calles de la ciudad y del interior de la provincia para dialogar con los vecinos sobre esta problemática que a muchos, a través de los medios de comunicación al menos, los ha vuelto testigos de historias como la de María, de barrio San Benito, quien hace algunas semanas comenzó a vivir el capítulo más triste de su propia historia cuando, tras una discusión, su marido reaccionó de la peor manera: matando a la pequeña hija de ambos y luego quitándose la vida. A esa historia, personal del 911 y la sociedad toda llegaron tarde.
Esta vez se quiso conocer la opinión de los salteños respecto a los siguientes interrogantes: ¿Conoce algún caso de violencia familiar? En el caso de ser testigo de una situación de violencia familiar, ¿realizaría una denuncia? ¿Sabría cómo actuar y dónde dirigirse? ¿Qué cree que es necesario para acabar con este flagelo? y, por último: ¿cómo cree que se origina tanta violencia?.
Desconocimiento
En la capital salteña las respuestas fueron bastante categóricas. Pese a que la mayoría aseguró no haber presenciado directamente un caso de violencia familiar, las personas consultadas dicen que la violencia se ha exacerbado notablemente y que los medios dan cuenta de ello a diario. La violencia está a la vuelta de la esquina.
Casi todos aseguraron que de ser testigos de una situación así, inmediatamente radicarían una denuncia formal en organismos como la Policía o llamarían antes al 911. Los que dijeron que no actuarían al respecto manifestaron miedo. Ellos piensan que no corresponde denunciar si uno no es del núcleo familiar en el que se ejerce violencia.
“¿Dónde se origina la violencia?”, interrogó El Tribuno. La desigualdad social, el desempleo, las adicciones y la pérdida de los valores son las cuestiones que más se repitieron en las respuestas de las personas encuestadas en la ciudad. “El tema de la violencia familiar tiene a su vez otro gran problema: la falta de claridad en la legislación que es muy compleja y no muy clara. Otro gran problema es la inestabilidad social: lo educativo, lo laboral, lo económico... Todo esto influye y predispone a la violencia”, dijo un muchacho del macrocentro de la ciudad.
La gente, mayormente, considera que para acabar con la violencia familiar es fundamental que todos nos involucremos. Acabar con el prejuicio de que es meterse y pensar, más bien, en que se trata de ayudar a otros.
Una señora del barrio Santa Clara de Asís sostuvo: “Creo que para acabar con la violencia hay que fomentar el trabajo y volver a los orígenes, que es la familia. El concepto de familia ya no existe como tal. Se han perdido los valores”. Otro señor, de General Gemes, sostuvo: “El Gobierno y los lesgisladores debieran prestarle más atención al tema de la violencia familiar y crear leyes más duras”.
Muchos casos en el interior
En el interior, una abrumadora mayoría dijo conocer a un familiar, amigo o vecino que sufre algún tipo de violencia. A pesar de ello, casi todos los consultados dijeron no estar dispuestos a denunciar el hecho.
Las causas: inacción de la Justicia, temor de exponer más a la víctima y el no querer verse envueltos en temas judiciales.
Casi todos contestaron que no saben qué hacer ante una situación así. La solución, afirman, pasa por endurecer las leyes y brindar una rápida asistencia y protección a la víctima que se anima a denunciar.
También sobresalen como ejes la prevención y concientización, tanto para el que padece violencia como para el que la presencia.
Valle de Lerma
La mayoría de los consultados en el Valle de Lerma no solo dijo conocer casos de violencia, sino también haberla padecido. De 40 consultas en Rosario de Lerma, Cerrillos, La Merced y El Carril, la mitad señaló haber padecido violencia doméstica.
Dicen no denunciar los episodios solo cuando se presentan de manera esporádica, pero sí cuando ya son frecuentes. Coincidieron en que la violencia comienza con agresiones verbales hasta llegar al ataque físico. También que en la mayoría de los casos en que interviene la Policía es por la denuncia de un familiar o un tercero que alertó sobre la situación.
El alcohol y la poca comunicación son, señalan, el preámbulo de la violencia.
En el norte
La totalidad de los encuestados en Orán dijo conocer casos de violencia, especialmente contra mujeres y niños, pero solo el 10% denunciaría.
Del resto, el 40% dijo descreer de la Justicia y que la denuncia solo expone más a las víctimas. El 25% respondió que luego las mismas mujeres terminan defendiendo a su agresor. El 20% prefiere no meterse y el 5% opina que “por algo será que le pegan”. Solo el 10% denunciaría el hecho.
Todos señalaron que no saben cómo actuar y que, además de la policía, no conocen otro organismo o entidad que aborde el tema. “La Justicia debería brindar asistencia y seguridad a la víctima, cosa que hoy no ocurre”, dijo una vecina.
La prevención y concientización, sobre todo de los jóvenes, forman parte de una solución, pero a largo plazo.
En el sur salteño
La situación se invierte en el sur de la provincia, donde solo el 20% de los encuestados en Metán y Rosario de la Frontera manifestó conocer algún caso de violencia.
Igual que en el resto, la mayoría de los rosarinos sostiene que no haría la denuncia por los problemas que le puede acarrear a la víctima. “Es un tema difícil. El denunciar supone idas y vueltas con la Policía y alterar la relación con esa familia amiga o esa persona”, expresó Ana.
La mayoría dijo que ante la presencia de una agresión no sabrían cómo actuar. “Hay que hacer un llamado anónimo a la Policía, al hospital o a la parroquia local”, dijeron.
En Metán, la mayoría de los consultados dijo que debe trabajarse en la prevención y la concientización. También que hay que dejar actuar a la Policía.
Dicen que las leyes deberían ser más severas para este tipo de casos.
Un dato llamativo: todos respondieron que sí están dispuestos a denunciar casos de violencia.
Por su parte, la Comisaría 30 informó que diariamente reciben denuncias por violencia familiar.
En Güemes
El 80% de los encuestados en la ciudad de Gemes expresó saber de casos de violencia familiar.
Siguiendo la tendencia, casi todos están en contra de colaborar como testigos para no verse envueltos en temas judiciales.
La totalidad de los encuestados expresó desconocer los pasos para ayudar a una víctima de violencia. No obstante, hicieron hincapié en la necesidad de trabajar en prevención.