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Luego de una semana intensa, en la que vivieron la guerra y experimentaron todas las emociones posibles: seguridad, miedo, angustia, conmoción, tristeza y alegría.
Cada uno de los integrantes de la delegación de Rugby Sin Fronteras, sintió la dicha de haber puesto el corazón al servicio de la paz y de los niños, tras el partido jugado hace una semana en Jerusalén, que incluyó a palestinos e israelíes.
Tan fuerte fue lo que se vivió y transmitió, que el Papa Benedicto XVI decidió recibirlos en el Vaticano.
El encuentro entre la delegación, que cuenta con el salteño Juan Pablo Filtrín, se dio el miércoles pasado en el salón Pablo XI del Vaticano. La delegación de Rugby Sin Fronteras entregó a Benedicto XVI la camiseta que se utilizó en el partido entre israelíes y palestinos. El Sumo Pontífice escuchó atentamente las próximas acciones que tiene previstas la Fundación.
“Muchas son las emociones que este grupo vivió y sigue viviendo, así seguirá siendo para adelante, ya que si algo quedó claro en este último encuentro, es el compromiso que hemos asumido con los niños y que hoy más que nunca el rugby ha demostrado que no tiene fronteras”, señaló Juan Bautista Segonds, presidente de la ONG Rugby Sin Fronteras.