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La ayuda internacional de España se enfrenta a los recortes que impone la crisis. Y, a pesar de que todavía faltan algunos días para que se conozca el presupuesto definitivo de 2012, se vaticinan importantes ajustes en un país modelo en la cooperación oficial al desarrollo. Según un estudio de la consultora Seek Development, la ayuda oficial en el país ibérico sufrirá en 2012 un recorte del 20 por ciento, es decir unos 900 millones de euros menos que el año pasado.
Dicho ajuste significaría un descenso del 0,4% del PIB que se destina actualmente tras los recortes de los dos últimos años. De esa manera, se pospone o se vuelve casi imposible el objetivo que se había propuesto el anterior gobierno socialista de llegar al 0,7% del PIB en 2015. Pues el camino que venía recorriendo España desde hace ocho años la había posicionado entre los diez países más donantes del mundo y uno de los principales en el conjunto de la Unión Europea. Sin embargo, tal es la necesidad de ajustar los presupuestos que no hay dudas de que esta área volverá a ser una de las escogidas para ello. Incluso, el gran filántropo Bill Gates visitó al presidente Mariano Rajoy para que considere la importancia de no cortar la ayuda, ni siquiera en tiempos de crisis, además de para aconsejarlo sobre las direcciones que esta debe tomar.
Al respecto, no es de saltear el hecho de que su visita generó cierta polémica, pues en una entrevista, el fundador de IBM -quien ya ha donado 33.000 millones de dólares- planteó que las ayudas hay que destinarlas a los más necesitados y no a países de ingresos medios, y como ejemplo dio a Perú, donde se ha notado un crecimiento económico importante pero las cifras desnutrición infantil siguen siendo preocupantes. Gonzalo Fanjul, quien es economista, experto en desarrollo internacional y autor del blog 3.500 millones, cree que ahora que los recursos son más escasos se puede incrementar una calidad en la ayuda, hacerla más concentrada. Pues, según manifestó en diálogo con El Tribuno, en los años de Rodríguez Zapatero se alcanzaron niveles muy altos de ayuda, pero de manera “muy atomizada”. A su entender, hay “limitaciones estructurales” que vencer: “Por ejemplo, es más fácil dar dinero a un organismo que incrementar los recursos humanos para que hagan un seguimiento de la ayuda”.
Por otra parte, están las necesidades propias pues las dificultades económicas en España como el desempleo y la falta de oportunidades han llevado a un descenso en la calidad de vida de muchos españoles y a un aumento de la pobreza. Según el último informe anual de la Fundación Foessa -dependiente de Cáritas España- la pobreza en el país de 2007 a 2011 se ha hecho “más extensa, más intensa y más crónica”. Así, con una taza de esta del 21,8 por ciento, uno de cada cuatro residentes en España se encuentra en situación de pobreza o exclusión social. Además, el umbral de pobreza pasó de 8.000 euros en 2009 a 7.800 en 2010, por lo que los pobres son más pobres aún que antes.
De todas maneras, a nivel social y de pobreza, Fanjul no considera que España necesite ayuda externa. “Acá hay redes de protección fundamentales. Las cuestiones en las que sí necesitamos ayuda son aquellas como la garantía de la deuda pública o una mayor flexibilidad del déficit en la Unión Europea”. Lo que sí está cambiando es el modo en que los españoles se están ayudando a ellos mismos. Porque, según recuerda Fanjul, las organizaciones hasta ahora se venían apoyando en los recursos públicos, si bien ahora el gobierno va a estimular las contribuciones desde ámbitos privados. “Cuando esta crisis haya pasado, el sector social que lucha contra la pobreza dentro y fuera de España se va a parecer poco a lo que conocimos. Muchas organizaciones desaparecerán, pero otras se adaptarán a un modelo más comunitario, en el que la ausencia del Estado obliga a las ONG y a los ciudadanos a jugar un papel más relevante en la resolución de sus propios problemas.”
Tal cambio puede tener sus riesgos pero para Fanjul “resulta hasta cierto punto necesario en una sociedad tan anestesiada como la nuestra”.