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15 de Septiembre,  Salta, Centro, Argentina
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Milagro en Salta: Cargnello reclamó "basta de insultos, nuestro pueblo merece ver que nuestros dirigentes se respetan"

En la homilía previa al Pacto de Fidelidad al Señor y la Virgen del Milagro, monseñor Mario Antonio Cargnello reclamó respeto a la dirigencia política y social en pleno clima electoral. Y advirtió sobre la violencia verbal, la pobreza y las adicciones, invitando a vivir la esperanza cristiana con compromiso cotidiano.
Lunes, 15 de septiembre de 2025 18:49
Foto: Pablo Yapura
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En la homilía previa al Pacto de Fidelidad al Señor y la Virgen del Milagro, el arzobispo de Salta, Mario Antonio Cargnello, hizo un fuerte llamado a la dirigencia política y social: "Basta de insultos. Nuestro pueblo merece ver que nuestros dirigentes se respetan. Lo necesitamos". Su mensaje, se da en medio de la campaña electoral, de cara a las elecciones del próximo 26 de octubre, atravesado por un clima político tenso. Monseñor también advirtió sobre la violencia verbal, la pobreza y las adicciones, e invitó a vivir la esperanza cristiana con compromiso cotidiano.

Antes de que los fieles renovaran el Pacto de Fidelidad, Cargnello tomó la palabra desde el escenario montado en el monumento 20 de Febrero y colocó en el centro de su homilía la necesidad de dar ejemplo desde arriba: "Basta de insultos. Nuestro pueblo merece ver que nuestros dirigentes se respetan. Lo necesitamos", dijo con énfasis.

El arzobispo vinculó este reclamo con el propio sentido del pacto: "El pacto que celebraremos convierte cada 15 de septiembre en el comienzo de una nueva oportunidad. Celebrémoslo para gloria de Dios, con el corazón lleno de la confianza al saber que Él está con nosotros".

Esperanza y compromiso diario

Desde el inicio, Cargnello recordó que el Milagro de este año se celebra en el contexto del Año Santo de la Esperanza convocado por el papa Francisco: "Queremos asumir las esperanzas de todos nosotros. De todos los salteños, de todos los argentinos, de todos los hombres y mujeres que pueblan la Tierra, nuestra Casa Común".

Foto: Pablo Yapura

Citó el Concilio Vaticano II para subrayar que "los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres de nuestro tiempo, sobre todo de los pobres y de cuantos sufren, son a la vez gozos y esperanzas, tristezas y angustias de los discípulos de Cristo".

Y planteó una pregunta abierta: "¿Podemos hablar de esperanza en el hoy de nuestra historia? ¿En qué? ¿En quién esperar en un mundo marcado por las guerras y los desencuentros… por promesas incumplidas y frustraciones reiteradas?".

Acompañar a los jóvenes

En otro tramo, el arzobispo puso el acento en la educación y las adicciones: "Apostemos por educar a nuestros niños y a nuestros jóvenes, enseñándoles a establecer vínculos de respeto y de paz con sus semejantes, previniéndolos contra la esclavitud del alcohol y de la droga que los somete a los mercaderes de la muerte".

Recordó que "no temamos acompañar a los niños en su camino para que puedan crecer con la contención del amor del papá y la mamá, amor al que tienen derecho" y convocó a "ponernos a su lado para animarlos a superarse a sí mismos, sosteniéndose en los valores que dignifican al ser humano y hacen progresar a los pueblos".

Foto: Pablo Yapura

El llamado al respeto se extendió a toda la vida social: "Luchemos contra el insulto y el atropello en el interior de nuestras familias. No nos acostumbremos a la violencia callejera, a ver que nuestras calles se pueblan de jóvenes que mendigan la vida".

"Sólo una humanidad consciente del valor de la persona puede reorientar la historia. Sólo la esperanza en Dios nos dará fuerzas para vencer el cansancio en esta lucha", agregó.

Pidió un cambio profundo: "Estamos llamados a vivir el éxodo que nos lleva desde el insulto al buen trato, del odio al amor, de la venganza al perdón, del egoísmo al servicio".

Pacto como alianza de esperanza

Al referirse al acto central, Cargnello explicó que "el pacto es una conjunción de libertades que se comprometen con el Señor y con los hermanos a sostenernos mutuamente en la esperanza de un camino consentido, con fraternal búsqueda de la unidad y de la paz".

"No nos cansemos de avanzar hacia una civilización del amor y de la paz", exhortó, y pidió que "el pacto de fidelidad no quede reducido a un gesto anual: salteños, no nos quedemos solamente con el pacto de fidelidad del 15, sino que lo vivamos cada día del año".

Foto: Pablo Yapura

En la parte final, el arzobispo pidió poner el compromiso personal al servicio del bien común: "Cuenta con nosotros, Señor y Dios nuestro, para sembrar un mundo de paz y de fraternidad en el que el respeto a todos los demás sea una tarea diaria".

"Esta tarea debe nacer del corazón de cada uno de nosotros", afirmó, y cerró recordando que "la última palabra la tiene el Señor de la vida. No se apaga la esperanza".

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