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Hipólito Solari Yrigoyen es una de las personalidades políticas que más conoce del tema desde adentro. En diálogo con El Tribuno, el presidente de la Convención Nacional de la Unión Cívica Radical, que acompañó en su momento las misiones diplomáticas encabezadas por Raúl Alfonsín, advierte sobre el contrasentido de algunas medidas tomadas en la actualidad por el Gobierno nacional. “El gobierno actual ha tomado disposiciones que se contradicen con su discurso como haber entregado en condiciones muy desfavorables para la Argentina el mejor yacimiento hidrocarburífero del país, el de Cerro Dragón, a la British Petroleum”, explicó.
Sin embargo, destacó que las medidas de implementar vuelos desde Buenos Aires a las islas Malvinas es una buena propuesta, que él ya había analizado.
¿Cuál es su análisis sobre el reciente auge del reclamo por Malvinas?
El reclamo argentino es permanente y es lógico que todos los gobiernos lo continúen. Es una causa justa, pues se trata de un territorio argentino invadido y ocupado por la fuerza por el Reino Unido. El primer párrafo de la Disposición Transitoria Primera de la Constitución Nacional, incorporado en la reforma de 1994, lo dice claramente: “La Nación Argentina ratifica su legítima e imprescriptible soberanía sobre las islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur y los espacios marítimos e insulares correspondientes por ser parte integrante del territorio nacional”.
¿Qué opina de las medidas tomada por el Gobierno nacional?
La Argentina no debe tomar ninguna medida que sea útil al mantenimiento del colonialismo británico. Las dictadas por el actual gobierno con estas características, pueden considerarse buenas, como el haber logrado que los países de la región no permitan que atraquen en sus puertos buques con el banderín ilegal de la colonia inglesa. En cambio, no son buenas otras medidas que no persiguen aquel objetivo como recomendar que no se compren productos británicos. Si el país necesita de esos productos es incomprensible que se haga una recomendación que nos perjudica. El gobierno actual ha tomado disposiciones que se contradicen con su discurso como haber entregado en condiciones muy desfavorables para la Argentina el mejor yacimiento hidrocarburífero del país, el de Cerro Dragón, a una empresa de la que era socia mayoritaria en ese entonces, año 2007, la British Petroleum.
¿Qué análisis le merece la designación de Alicia Castro en Londres?
Me parece útil que se haya cubierto la vacante de embajador en Londres, aunque sin que esto sea un desmedro a la persona designada, hubiera preferido que quien la ocupase fuera un experto en el tema y preferentemente de la carrera diplomática. La tarea de nuestra embajada en Londres, dado que desde la oficina colonial de las islas, que funciona en Broadway Street, cerca de Westminster, el Parlamento británico, se lleva adelante una prédica beligerante y agresiva contra nuestro país. Las autoridades de ese país no solo no desaprueban esa actitud inamistosa sino que participan de sus ceremonias y convites. Vale decir que esa oficina, que dispone de un presupuesto discrecional, es en la práctica una embajada antiargentina. Esa situación se ha agravado con el gobierno ultraconservador del primer ministro Cameron.
¿Cree que el envío de fuerzas militares británicas a las islas es un mensaje encubierto?
En un artículo en La Nación de Buenos Aires, del 23 de octubre de 2009, hice una denuncia exhaustiva de la militarización de las islas que constituye un agravio no solo para la Argentina sino también para las demás naciones del Cono Sur que quieren que el Atlántico Sur sea una zona de paz. Es positivo que el Gobierno haya denunciado esa política como una agresión innecesaria.
¿La relación con los isleños podría mejorar para ganar adeptos?
La Argentina tiene que tener una política para los isleños. Los malvinenses no son tres mil como se dice, sino alrededor de mil. Los otros habitantes de las islas son transeúntes que trabajan ahí cierto tiempo y después se van para no volver. Otros habitantes de distinto origen no tienen tampoco una radicación permanente sino transitoria. La población de las islas es controlada por las autoridades para que sus integrantes sean en forma mayoritaria británicos. Los argentinos no pueden radicarse ni tener propiedades en las Malvinas. La resolución 2.065 de 1965, aprobada por la Asamblea General de las Naciones Unidas, durante el gobierno de Arturo Illia obliga a la Argentina a tener en cuenta el “interés” de los isleños. La natural interdependencias de las islas con el territorio argentino es el mejor escenario para preservar y desarrollar este interés.
La Presidenta propuso, al inaugurar las sesiones ordinarias del Congreso, que los vuelos a Malvinas sean tres y realizados por Aerolíneas Argentinas...
Hace varios años que publiqué la idea de que había que tratar de renegociar el convenio de comunicaciones de 1989 para lograr establecer un servicio aéreo entre la Argentina y el archipiélago. El periódico colonial The Penguin se hizo eco de esa propuesta.
¿Es una medida acertada?
Apruebo la oferta que hizo la Presidenta para que Aerolíneas preste ese servicio. Pero mientras que eso no ocurra y solo vaya a la isla Soledad la empresa chilena LAN, debería permitirse que, sin pagos adicionales, los isleños puedan trasladarse a Buenos Aires, o algún otro lugar del país. El costo sería mínimo pero serviría para que los isleños conozcan a la Argentina y no tengan una idea tan equivocada de los argentinos como les inculcan los colonialistas.
¿Qué tanto dependen los isleños de la Argentina?
Los isleños se beneficiarían considerablemente con el contacto con la Argentina continental. Tenemos mucho para ofrecerles y debemos tratarlos con el respeto que se merecen. Nadie les obligará a hacerse argentinos, podrán conservar la ciudadanía inglesa o tener ambas si lo desean. Como dice el segundo párrafo de la disposición transitoria primera de la Constitución Nacional, el ejercicio pleno de nuestra soberanía se hará “respetando el modo de vida de sus habitantes y conforme al derecho internacional”.
A 30 años de la guerra, ¿qué significó el conflicto para el país?
La guerra de las Malvinas significó un grave retroceso para la política argentina de recuperación de los archipiélagos australes. Comparten la principal responsabilidad Leopoldo Galtieri, que decidió la ocupación militar, y la primer ministro Margaret Thatcher, quien impidió por todos los medios que hubiera una solución pacífica del conflicto y para que se llegase al enfrentamiento armado, como lo ha investigado y descripto con detalle en un reciente y valioso libro Vicente Berazategui. Por citar solo un ejemplo de las consecuencias negativas, a causa de la guerra perdimos la única ocupación que teníamos en la zona del conflicto, la base en la isla Sandwich del Sur. Estos dos gobernantes, además de compartir la enfermedad del alcoholismo, se manejaban con prácticas autoritarias. En la guerra se perdieron muchas vidas jóvenes y eso, a mi juicio, es la tragedia que nos dejó el conflicto. A todos los que lucharon del lado argentino, con abnegación y patriotismo, el país les debe un profundo y permanente reconocimiento.
Para quiénes no conocen el inicio del conflicto, ¿cuándo se perdieron las Malvinas?
Las Malvinas fueron colonizadas por los franceses bajo el mando del gran navegante del siglo XVIII Luis Antonio de Bougainville. Ante el reclamo de España, Francia reconoció sus derechos y les traspasó la colonia. España no las compró, como dicen los ingleses, solo les pagó las inversiones que habían realizado, como el puerto y las viviendas. La colonia española tuvo 19 gobernadores. Con nuestra independencia, las islas pasaron a formar parte de su territorio. La Argentina formó un progresista establecimiento encabezado por quien fue su gobernador, Luis Vernet. Los ingleses ocuparon las islas militarmente el 3 de enero de 1833, bajo la protesta de nuestro país. Los argentinos fueron suplantados por inmigrantes del Reino Unido, lo que se prolonga hasta el día de hoy.
La reciente noticia sobre yacimientos de petróleo en las islas, ¿influye en esta arremetida diplomática?
La economía de las islas, al igual que la Patagonia y Tierra del Fuego, sufre la grave crisis de la lana. El campo ya no puede vivir de la explotación ovejera, También ha retrocedido la actividad pesquera por la sobre explotación y la baja de los precios internacionales. Su porvenir está en el petróleo, si lo encuentran en cantidades que hagan rentable su explotación. Hay tres empresas que están explorando y que, por el momento, no han hecho anuncios serios. Agrandan las informaciones sobre las posibles reservas para especular sobre el valor de sus acciones, que se cotizan, en Londres, y para intentar conseguir los cuantiosos capitales que se necesitan invertir para trabajar en las agitadas aguas del sur. Por el momento, debemos ser cautos.
¿Cree que en algún momento el Gobierno podrá sentar de nuevo bases en Malvinas?
La política nacional para reivindicar los archipiélagos australes debe basarse en dos pilares fundamentales, a saber, paciencia y firmeza. No hay que esperar resultados inmediatos. Es una política a largo plazo.Ya no es un conflicto solo bilateral entre el Reino Unido y la Argentina. Desde 1965, al aprobar las Naciones Unidas la Resolución 2.065, el conflicto posee una identidad internacional. La Argentina tiene una sólida mayoría de apoyos en el concierto de las naciones y ese apoyo es abrumador en nuestra región. La OEA, el Mercosur, la Unasur reconocen el derecho argentino.