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Solidaridad. Esa palabra sola describe la vida de Gloria Escalante, una mujer que se abocó a ayudar, incansablemente, a niños y ancianos de los barrios San Antonio y Ceferino.
Es mamá de seis hijos biológicos, pero es también un poquito la mamá de otras 80 personas que a diario van al comedor “Sopita de Letras”, que fundó hace 13 años con un grupo de mamás del barrio. Todo lo hace a pulmón. No recibe ningún tipo de ayuda ni subsidio del Estado. Sólo recibe donaciones de personas, solidarias como ella, que a diario le proveen algunos productos con los que dos mamás voluntarias cocinan a diario. “Este comedor comenzó a funcionar con mucho sacrificio, pero con el corazón y mucho amor”, dijo Gloria.
“Sopita de Letras” nació con el objetivo de brindar no solo alimento, sino también contención y compañía a los chicos y a los abuelos que lo necesitan. “La Mami”, como le dicen todos, es otra de nuestras mujeres ejemplares. Ella siente que no es suficiente todo lo que hace por todas esas personas con quienes ya se han creado fuertes lazos afectivos. Por eso siempre está buscando nuevos modos de ayudarlos. Hace un tiempo, además del comedor y el albergue, comenzó a funcionar allí una escuela a la que asisten veinte personas. Es que cada vez más personas se suman a esta cruzada solidaria, quizás porque conocer a Gloria les ha significado una enorme enseñanza.