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Mosconi fue escenario de la peor tragedia vial del norte

Sabado, 28 de abril de 2012 20:21
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El 30 de agosto del año 1970 General Mosconi fue escenario de la peor tragedia vial de la que se tenga memoria en el norte, que se cobró la vida de vecinos y dejó heridos a decenas de hombres, mujeres y niños. Sucedió cuando un ómnibus de la empresa Vilte, el único medio de transporte urbano que en esos años unía Tartagal con Mosconi y Campamento Vespucio, fue embestido por una formación conformada por una máquina Diesel y 5 vagones de carga que a las 3 y media de la tarde de esa fatídica jornada se dirigía en sentido norte-sur.
El tren circulaba a toda velocidad porque no tenía previsto en su recorrido detenerse en General Mosconi; el exceso de confianza del chofer del ómnibus, un desperfecto mecánico en la unidad y el peso por la gran cantidad de pasajeros se conjugaron para desatar el desastre que enlutó a decenas de familias de Vespucio, General Mosconi y Tartagal.
 

Juana Barbas tenía 25 años y cerca de las 3 de la tarde se dirigió hacia la parada del colectivo en General Mosconi, que provenía de Campamento Vespucio; el ómnibus -por el día y la hora- circulaba repleto de pasajeros. En esa época era habitual que muchos mosconenses se trasladaran a Tartagal para asistir a las funciones de matiné de dos cines que funcionaban a sala llena; otros venían a Tartagal a visitar a los jóvenes que en el Regimiento 28 de Infantería -denominado de Monte en ese tiempo- se encontraban cumpliendo con el servicio militar obligatorio. También había pasajeros que desde Mosconi y Vespucio venían al hospital Perón a visitar a sus familiares internados.
Si bien Vespucio contaba con un gran hospital, la atención estaba limitada a los empleados y obreros de YPF y su grupo familiar, pero en Vespucio y General Mosconi vivían muchas familias que no estaban vinculadas con esta empresa. Juana Barbas, precisamente, iba a visitar a su padre que se encontraba internado en el hospital zonal de Tartagal. Junto a Juana subieron otra muchacha que tenía su novio haciendo el servicio militar y una mujer que iba a visitar a su hijo al mismo Regimiento.
 

Cuando “el Vilte” llegó a la avenida San Martín, de Mosconi, Juana subió como pudo al ómnibus, que partió pesadamente en dirección al paso a nivel ubicado algunas cuadras más adelante. Al llegar, según lo recordaba en una entrevista realizada por este diario años atrás, los pasajeros “escuchamos la bocina del tren; como yo estaba parada al lado del chofer vi que comenzó a desesperarse”.
 

El chofer miraba para los dos costados y al segundo siguiente perdí el conocimiento, no recuerdo más nada”. Cuando la joven despertó ya estaba en una cama del hospital de Vespucio, en uno de los pasillos, junto a su hermana Clelia, quien trataba de explicarle que había sido parte de una tragedia y que milagrosamente estaba con vida.
A pocos metros del cruce del ferrocarril se encontraba la parada Nº 9 y en ese lugar varios pasajeros aguardaban el único ómnibus que al menos pasaba a esa hora y los dejaría en Tartagal.
En esa última parada tomó el ómnibus la enfermera del hospital zonal de Tartagal Santusa Torres; subió en un ómnibus atestado de pasajeros, por lo que, al igual que Juana Barbas, no pudo dar más que un paso dentro del ómnibus y se quedó parada también al lado del chofer.
 

El momento del horror

El ómnibus se movió pesadamente con dirección al paso a nivel del ferrocarril que tenía un nivel un poco más alto que la avenida San Martín por donde circulaba.
“Cuando vi que el tren se nos venía encima le imploré a Dios que no me llevara, que me dejara vivir un poco más por mis hijas que eran pequeñas. Un instante después vino el horror”, recordó otra vecina de Mosconi, Santusa Torres.
Cuando Santusa abrió los ojos, la confusión era total y solo se escuchaban los gritos de la gente que pedía ayuda desesperadamente.
 

Panorama dantesco
 

El panorama era dantesco, la máquina había logrado detener la formación, pero casi a 100 metros del paso a nivel, por lo que en todo ese trayecto el ómnibus repleto de pasajeros fue arrastrado dejando un saldo de víctimas fatales, mutilados y heridos graves, todos envueltos en una nube de polvo.
Los heridos llegaban al hospital de Vespucio y ya no había lugar donde internarlos porque los más graves y los mutilados se contaban por decenas.
El hospital zonal de Tartagal, profesionales médicos de la única clínica privada que por ese entonces funcionaba y tropas del Regimiento 28 de Infantería se sumaron al rescate de las víctimas. La tragedia de Mosconi tuvo el luctuoso saldo de 22 víctimas fatales y 38 heridos, la mayoría graves; muchos debieron ser trasladados hacia otros centros asistenciales de mayor complejidad por la gravedad de las heridas y golpes que presentaban. El Tribuno pudo reflejar, a los pocos momentos de sucedido, la mayor tragedia ferroviaria que vivió la provincia de Salta.
 

Cambio en la fiesta patronal
 

Una importante cantidad de pobladores de la zona habían llegado décadas antes desde la provincia de Catamarca y eso motivó a los habitantes de Mosconi a pedirle a las autoridades eclesiástica que designen a la Virgen del Valle como patrona de la localidad y cuyas festividades se realizan en agosto.
Pero la tragedia enlutó de tal forma a los mosconenses que se dispuso que a partir de entonces agosto fuera considerado de luto y recogimiento. Ese fue el motivo por el que se hizo un nuevo pedido para que la patrona de la localidad sea Nuestra Señora de Fatima, cuya celebración tiene lugar el día 13 de mayo.
Casi donde se ubicaba la parada Nº 9, se decidió también erigir la imagen del Cristo con los brazos extendidos en señal de protección para todo aquel que cruzara por ese lugar tan transitado y por donde el tren cruzaba prácticamente diariamente y en recuerdo de aquellas 22 personas que perdieron sus vidas aquel 30 de agosto de 1970.

 

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