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Causa verdadera indignación el atentado pirotécnico explosivo que ocasionó destrozos en las mandíbulas, paladar y oído de un pobre perro citadino en plena plaza 9 de Julio. Esto pasa porque no hay castigo y las estudiantes que lo provocaron lo saben. A esto hemos llegado. Culpables todos: ellas mismas, los padres y, finalmente, el colegio. Si esta es la sensibilidad adquirida después de estudiar cinco años las llamadas “bellas artes”, ¿por qué no lo cierran y nos hacemos un favor entre todos?
Mariano F. Estrada
Ciudad