Hasta el mismo Leonardo Da Vinci, que se metió en cuanto campo de cultura se presentara delante suyo, tuvo que ver con las pastas. Aunque automáticamente hablar de pastas nos lleve a pensar en la cocina italiana, les cuento que es uno de los alimentos más antiguos que se conocen.
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Hasta el mismo Leonardo Da Vinci, que se metió en cuanto campo de cultura se presentara delante suyo, tuvo que ver con las pastas. Aunque automáticamente hablar de pastas nos lleve a pensar en la cocina italiana, les cuento que es uno de los alimentos más antiguos que se conocen.
En octubre del 2005, cerca del río Amarillo, al noroeste de China, científicos desenterraron los fideos más antiguos que se conocen. Se descubrieron en un tazón de barro, sepultado a de tres metros del sedimento. Pertenecían a la “Cultura Qija” que habían fundado la ciudad de Lajia. Con una antigüedad de 4.000 años, los fideos estaban hechos con mijo. Como fuere, la primera referencia escrita a los fideos fue escrita procedente del la dinastía Han, entre el año 25 y 220 antes de Cristo.
Como fuere el origen, las pastas son tan maleable en sabores y colores, que algunas casas se especializan en cierto tipo de pastas propias. Este es el caso de Maia Ivetich, que con tinta de calamar ha creado ¡una pasta negra! Revolucionaria en el aspecto, la cocinera crea también sabores muy cuidados para el paladar exigente. En este caso nos muestra la cocción de un “panzotti nero”, revocado con salsa de leche de coco y mariscos salteados. Todo, regado con un torrontés helado. Exquisita propuesta para el disfrute del “bon vivant” salteño.