inicia sesión o regístrate.
Decidí comunicarme por este medio, ya que imagino que si no es usted, por lo menos alguien de su entorno leerá esta carta. Hace diez días estacioné en una cuadra donde había otros autos parados. Aclaro que no vi ninguna señal que prohibiera estacionar allí. Cuando volví al auto y vi a un oficial policial, no fue muy difícil imaginar lo que había sucedido: me habían multado. Tomé con resignación el castigo y, decidida a no suplicar, seguí mi camino, sin fijarme si a los otros autos les habían puesto la multa. Ya me había ocurrido un domingo, cuando me hicieron una multa por estacionar en una cuadra llena de autos. Esa vez sí me fijé y sorpresa! solo nos habían multado a mí y a otra camioneta. Es curioso cuán discriminatorio es el proceder de los oficiales de Tránsito. En cuanto a los ciudadanos, es sorprendente cómo estacionan sin problema en lugares donde la señalización que indica que está prohibido estacionar es muy visible.
Después de lo que pagué en el Tribunal de Faltas, por mi “mala conducta vial”, no sé si en el caso de que la justicia fuese para todos, esos ciudadanos que se estacionan en lugares prohibidos lo volverían a hacer. La verdad es que pienso que lo que se paga por esa infracción, $175, es una barbaridad y más si lo comparamos con lo poco que se cobra por manejar sin registro de conducir. Pienso que la persona que maneja sin registro no puede cometer la misma infracción andando que el que está parado en un sitio.
A pesar de ser jubilada y sin el 82% con el que supuestamente me jubilé, pagué sin reclamar, voluntariamente. Luego de haber pagado, volví a recorrer las calles de la ciudad, saltando los pozos. Pensaba con qué gusto uno pagaría lo debido, si ese dinero fuese utilizado en beneficio de la ciudadanía. ¿No le parece?
Susana Carolina Correas
Ciudad