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Motociclistas, dura es la ley, pero es la ley

Sabado, 09 de junio de 2012 19:33
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La abundancia de motocicletas en las calles de esta ciudad no solamente ha aumentado el ya de por sí excesivo parque automotor capitalino, volviendo más caótico el tránsito vehicular con su suma de accidentes muchos de ellos fatales, y generando inconvenientes de variada especie a la población de a pie, sino que ha dado lugar a la aparición de una nueva fuerza gremial: la Asociación Sindical de Motociclistas Mensajeros y Servicios que agrupa a los chicos y chicas que trabajan como cadetes. Ellos realizan, por cuenta de terceros, entre otros menesteres, trámites y pagos en bancos, oficinas públicas y privadas, y llevan a domicilio (el importado “delivery”, que le dicen) pedidos hechos a pizzerías y negocios afines. En verdad, un servicio necesario.

Pero hay un pero. Estos jóvenes que añaden a su inexperiencia en la conducción de motocicletas en centros urbanos, una alarmante ignorancia de las normas de tránsito vigentes y un generalizado desdén por ellas, conducen, en su mayoría, motocicletas con notorias faltas técnicas y legales. Por ejemplo, y para empezar, casi todos, si no todos, estos motociclistas le sacan a sus máquinas los espejos retrovisores, pieza imprescindible para su seguridad: no ven qué o quiénes vienen por detrás. ¿Por qué lo hacen? Pues, argumentan que el espejo “no es fachero”.

Y algo más, las patentes y documentación del rodado, salvo excepciones, están ausentes. Pero lo más grave de esta situación está en que bastan los dedos de una mano para contar los motociclistas que usan casco, como lo exige la ley.

Los agentes de la Dirección de Tránsito y los miembros de la Policía Vial no perdonan esas faltas. Y tienen razón. Llueven las multas y los secuestros de motocicletas. Exactamente, multas y secuestros fueron los motivos que impulsaron a motociclistas de esta capital y del Valle de Lerma, reunidos en la mencionada Asociación Sindical de Motociclistas Mensajeros y Servicios, a protestar el viernes ante las autoridades municipales salteñas.

Los delegados gremiales entregaron un petitorio al jefe de Gabinete municipal, Roque Mascarello, conteniendo sus reclamos. Las principales quejas son por los secuestros de sus máquinas, que afectan sus posibilidades de trabajo, y por el monto de las multas que, aseveran, no tienen relación con el precio de sus vehículos de dos ruedas.

Los manifestantes, como broche de oro, responsabilizaron a las concesionarias por entregar las motocicletas sin patentamiento ni documentación. ¿Y los cascos? Bien, como los cascos son de su exclusiva responsabilidad, los motociclistas no tuvieron más remedio que reconocerse, si es que lo hicieron, como los únicos culpables de su ausencia. Y aquí vamos.

Las motocicletas son su instrumento de trabajo, y justo es decir que es obligación de ellos, los motociclistas, mantenerlas en forma, con todos los elementos técnicos y legales necesarios. Y, sobre todo, contar con los cascos protectores.

Es evidente que el secuestro de sus motocicletas es un perjuicio para su actividad, y que el monto de las multas puede aparecer como inalcanzable para su bolsillo. La ley es dura, pero es la ley. Y la única forma de no ser alcanzado por ella es cumplir con ella.

No queda otro camino que cobrarles orsai a los motociclistas, y sus quejas anuladas.

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