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Un equipo de observadores de la ONU llegó ayer a Tremseh, escenario de la peor matanza ocurrida desde que en Siria comenzó el alzamiento popular contra el Gobierno hace 16 meses. Los observadores llegaron al lugar de los hechos dos días después de la matanza en la localidad siria, en la que murieron al menos 250 personas. “Los vehículos de la ONU se encuentran en Tremseh y el equipo hace fotos”, expresó un activista. La masacre desató la indignación en todo el mundo y avivó el debate sobre una posible intervención de la comunidad internacional.
Los representantes de Naciones Unidas, que se trasladaron en un convoy de tres vehículos, inspeccionaron la ciudad en la que el jueves murieron entre 150 y 230 personas.
El secretario general de la ONU endureció el tono tras la matanza. “La inacción se convierte en licencia para más masacres”, advirtió Ban Ki-moon el jueves.
Clinton: “Las pruebas de la masacre son irrefutables”
La jefa de la diplomacia estadounidense, Hillary Clinton, afirmó que las pruebas que ofreció la oposición sobre la matanza de Tremseh muestran de manera “irrefutable” que fue un asesinato masivo de “civiles inocentes”, consignó la página on line del diario El País.
La aniquilación de parte de la población de esa pequeña ciudad, situada 35 kilómetros al noroeste de Hama, provocó una enorme oleada de indignación, pero no parece que vaya a forzar a Rusia en su rechazo de la nueva propuesta de resolución presentada ante el Consejo de Seguridad por varios países occidentales para buscar una salida al conflicto armado que vive Siria.
Tremseh fue cercada por el Ejército en la madrugada del jueves y a continuación empezó un bombardeo con artillería pesada, carros de combate y helicópteros.