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La inseguridad es de lo más segura

Sabado, 21 de julio de 2012 21:47
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Nuestra provincia, con la ciudad capital a la cabeza, tiene desde hace un año, y algo más, un pasar movidito en cuanto a acontecimientos delictivos de naturaleza violenta y extrema, como lo son, para no abundar, la violación y muerte de dos turistas francesas en la villa veraniega de San Lorenzo, la ejecución de dos individuos en Salvador Mazza, supuestamente a manos de narcotraficantes, y ahora la aparición de dos chicas, colgando de un árbol, ahorcadas con una misma soga, entre los yuyarales aledaños al barrio San Carlos.

A ello hay que añadir la llamativa cantidad de crímenes sin resolver, los cotidianos robos y arrebatos, el accionar de las patotas, agresiones varias a turistas, la presencia de sicarios de los carteles y el aumento de la venta y consumo de drogas, sobre todo por menores. Como yapa recordemos que Salta posee en el país la tasa más elevada de mujeres asesinadas.

Este panorama, presentado someramente, no deja sitio para dudas sobre la inseguridad que envuelve a los salteños.

Pero este no es el parecer del Gobierno provincial que, por boca de su ministro de Gobierno, Julio César Loutaif, acaba de afirmar que “Salta no es una provincia insegura”. En su opinión los casos que hemos mencionado “pueden tratarse como hechos aislados”. ­Ajá!

De esa manera da a entender, muy en sintonía con el discurso kirchnerista, que no es que haya inseguridad en Salta, sino que sus habitantes experimentan una “sensación de inseguridad”. De esa forma se trata de minimizar uno de los problemas más graves de la Argentina.

Para afirmar sus dichos, el ministro de Gobierno señaló que “el gobernador ha creado el Ministerio de Seguridad con el ánimo de fortalecer la lucha contra el delito”. Lucha, digamos, que hasta hoy sólo ofrece, cuando los hay, resultados pobres e inciertos.

La realidad muestra que la mayoría de los salteños no tiene “sensación” de inseguridad, sino que, lisa y llanamente, está viviendo en un fuerte y real clima de inseguridad, y que eso constituye su mayor desasosiego, por encima de la falta de trabajo y de la inflación.

Existe en la sociedad el convencimiento de que la provincia es una suerte de casa desprotegida, con sus puertas fronterizas abiertas al ingreso de malvivientes internacionales. Y eso es una falencia que infecta de inseguridad a todo el país, y de la que el Estado nacional tiene gran responsabilidad.

Lo que aseveró el ministro Loutaif , más que pecar de ingenuidad, peca de desubicación respecto de lo que sucede en la provincia de la cual es su regente político. O podría ser, todo es posible, que esté atendiendo así a la “bajada de línea” de la Casa Rosada, para cuya moradora transitoria todo lo malo debe ser ocultado o negado.

Al ministro Julio César Loutaif, y a sus mandantes, les avisamos que están en orsai.

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