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La comisión de los cardenales encargados de arrojar luz sobre los documentos filtrados de El Vaticano deberían informar al Papa a finales de julio. El posible juicio de Butler Paolo Gabriele no tendrá lugar antes de octubre, según confirmó el Vaticano ayer.
La Comisión estará encabezada por el cardenal español jubilado Julián Herranz, con la asistencia del cardenal de la República Eslovaca, Jozef Tomko y el italiano Salvatore De Giorgi. El caso obligó a convocar a un total de 28 personas en el Vaticano, según ha señalado el padre Federico Lombardi, portavoz de la sala de redacción.
“En las próximas semanas, probablemente a finales de julio, los cardenales deben presentar un informe al Papa”, declaró el portavoz.
En una entrevista la semana pasada, el arzobispo Herranz prometió “una sorpresa” a los periodistas, sin dar más detalles.
El interrogatorio formal por parte de la Justicia del Vaticano al mayordomo del Papa, Paolo Gabriele, acusado de delito grave por robo y detenido el 23 de mayo, se prevé que concluya la próxima semana, añadió el portavoz.
Los miembros de la comisión cardenalicia investigadora -el español Herranz, de 82 años; el italiano Salvatore De Giorgi, de 82, y el eslovaco Jozef Tomko, de 88- han realizado, desde que estalló el escándalo, 28 interrogatorios, a una media de dos o tres por semana. Las personas interrogadas son, especialmente, eclesiásticos y laicos que trabajan en la Curia romana, desde donde se filtraron los documentos a la prensa. Lombardi agregó que los interrogatorios continúan “a su ritmo” y no descartó que a finales de este mes de julio los tres cardenales presenten al Papa el informe final con lo descubierto.
Un eventual juicio se celebraría después del otoño, agregó Lombardi. El portavoz insistió en que hasta el momento el único acusado de robar y filtrar documentos reservados enviados al papa es Gabriele. El escándalo de las filtraciones de documentos reservados se desató a principios de año, cuando una televisión italiana sacó a la luz unas cartas enviadas a Benedicto XVI por el nuncio en EEUU y ex secretario general del Governatorato de la Ciudad del Vaticano (Gobierno que gestiona este Estado), arzobispo Carlo María Viganó. En ellas denunciaba la “corrupción, prevaricación y mala gestión” en la administración vaticana.