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Conflicto que parece de poderes y no de género

Miércoles, 04 de julio de 2012 20:46
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La polémica en torno de la designación de una secretaria para la jueza de la Corte salteña Susana Kauffman se encamina al máximo tribunal de la Nación. Sin embargo, la cuestión de fondo no sería una discriminación de género, como se plantea, sino el celo de los jueces por evitar que otros poderes o el Ministerio Público se inmiscuyan en sus actividades o reciban información reservada.
La doctora Kauffman afirmó que realizó una denuncia ante la Corte Suprema por discriminación ante la negativa de sus pares para que la doctora María Victoria Mossman asuma como su secretaria. En la Cámara de Diputados, varias legisladoras habían expresado su solidaridad con ambas mujeres, en un planteo fundado en los derechos de género.

La frase mágica, invocada por Virginia Cornejo (PPS) y Liliana Mazzone (FD) repercutió de inmediato entre las organizaciones feministas. Sin embargo, el veto a la doctora Mossman fue unánime - entre los otros miembros del cuerpo - y, por cierto, hay abundancia de funcionarias y magistradas en la Justicia salteña como para que el argumento sea verosímil.
La razón parece ser otra.
El juez Abel Cornejo se remitió a algunos antecedentes de la doctora Mossman y aludió al “perfil” como factor determinante.
La clave debería ser buscada en la necesidad de “confidencialidad”.
 

Kauffman, la única mujer integrante de la Corte, insiste en que se trata de un caso de “discriminación y patriarcado”. El problema es que Mossman goza de la confianza de la jueza y sufre la desconfianza del cuerpo, muy sensible a la hora de mantener su independencia frente a otros poderes y extrapoderes. Por lo pronto, la Corte no va a ceder ante el pedido de informes que plantean las diputadas Mazzone y Cornejo. María Victoria Mossman está casada Sebastián Lloret, ex secretario de Justicia y actualmente funcionario del Ministerio Público y, además, enfrentado políticamente con los jueces Gustavo Ferraris y Guillermo Catalano. Sin embargo, no es su marido sino su propia historia la que pone límites a la abogada. Ella ya se había desempeñado por breve tiempo como secretaria de un juez de Corte pero fue desplazada porque no conformó su desempeño y pasó como Secretaria de la Cámara de Apelaciones en lo Civil y Comercial.
Entre la Justicia y el Ministerio Público existen recelos, por más que ambas instituciones, un Poder del Estado y un extrapoder, convivan en el mismo espacio físico de la Ciudad Judi cial.
 

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