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“Sí, es cierto, soy un enemigo del tango; pero del tango como ellos lo entienden. Ellos siguen creyendo en el compadrito, yo no. Creen en el farolito, yo no. Si todo ha cambiado también debe cambiar la música de Buenos Aires. Somos muchos los que queremos cambiar el tango, pero estos señores que me atacan no lo entienden ni lo van a entender jamás. Yo voy a seguir adelante, a pesar de ellos”, dijo Astor Piazzolla en una entrevista de la revista Antena.
Esta definición fue hecha por el músico en Buenos Aires en 1954, cuando “ser Piazzolla” era una tarea ardua en medio de tanta pasión conservadora en tanto 2x4 consolidado y cerrado. Los ortodoxos lo consideraron “un snob irrespetuoso que componía música híbrida, con exabruptos de armonía disonante”.
Astor Pantaleón Piazzolla nació en Mar del Plata el 11 de marzo de 1921 y murió en Buenos Aires el 4 de julio de 1992.
Fue uno de los músicos de tango más importantes del siglo XX. Estudió armonía y música clásica y contemporánea con la compositora y directora de orquesta francesa Nadia Boulanger (1887-1979). En su juventud, tocó y realizó arreglos orquestales para Aníbal Troilo. Cuando en los años cincuenta y sesenta, los tangueros ortodoxos -que lo consideraban “el asesino del tango”- decretaron que sus composiciones no eran tango, Piazzolla respondió con una nueva definición: “Es música contemporánea de Buenos Aires”.
Sus obras no eran difundidas por las radios y los comentaristas seguían atacando su arte. Los sellos discográficos no se atrevían a editarla. La crítica conservadora lo consideraba “un snob irrespetuoso” de “música híbrida”.
Mar del Plata, su ciudad natal, lo homenajeó el año pasado con un monumento. El mundo de la música le rinde homenaje cada vez que suena su singular decir musical.