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Algo más de una hora y media que pasa volando es un buen indicador, de arranque nomás. Apenas cuatro protagonistas cargan sobre sus físicos (cubiertos y/o desnudos) un relato cinematográfico entretenido y cuidadoso, en el que más de una y uno se quedarán pensando con seriedad adulta. Porque “Dos más dos”, resulta ser una comedia y algo más.
Su director, Diego Kaplan aborda una de las conductas de parejas humanas más celosamente guardadas, no por el acto en sí dependiente de la libre determinación de cada uno, sino por el alto impacto que puede tener en las tradiciones sociales: las prácticas swinger (“desinhibido”).
Resulta que Betina (Carla Peterson) y Richard (Juan Minujín) aparentan ser una pareja feliz, amiga de los aburridos y rutinarios Diego (Adrián Suar) y Emilia (Julieta Díaz). Todos profesionales reconocidos, de economía muy acomodada. Es Betina, empresaria, quien convence a Emilia, presentadora del pronóstico en televisión. Le insiste con la posibilidad del intercambio de parejas, con acento en las bondades que supone.
Diego es un médico cardiólogo reconocido igual que Richard, pero a diferencia de su socio, es completamente reacio. Aquí, Suar encara de modo notable el rol de descreído pero curioso, inquieto pero sumergido en un mar de insoportables fantasías que finalmente lo llevan a aceptar, con la condición de que lo primero va a ser un ensayo. Prueban una vez y durante seis meses, hasta que se ven obligados a terminar con las fantasías porque otra realidad llama a los gritos a la puerta de los dos hogares.