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La Maravilla que puso al boxeo en su lugar

Domingo, 23 de septiembre de 2012 02:01
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Sergio “Maravilla” Martínez posee todos los elementos necesarios para llenar estas líneas como el personaje de la semana. Lo que logró hace siete días, cuando venció a Julio César Chávez Jr., no se limita a un periodo específico de tiempo. De su título mundial mediano del Consejo, de que peleó con una fisura en una de sus manos, de los problemas de meniscos en una de sus rodillas o de su increíble historia de vida se hablará largo y tendido, sin una fecha límite.

La gloria no tiene límites y así como aún hoy en día se recuerda a Carlos Monzón o a Nicolino Locche, se recordará para siempre lo que hizo Maravilla la noche del 15 de septiembre de 2012, en Las Vegas.

Hacia falta que alguien comience a llenar los zapatos que dejaron históricos púgiles argentino como Monzón, campeón del mundo en la misma categoría que Martínez entre 1970 y 1977.

De Monzón a Martínez pasaron 35 años de pugilismo y boxeadores que no llegaron a satisfacer al público como lo hizo el gran campeón santafesino. Hasta que llegó Maravilla Martínez con un apodo justo para su carrera y con la “mano pesada” para ocupar un lugar en el podio de las glorias del boxeo.

“Sé que lo lograré por dos razones: porque está escrito o porque debía escribirlo yo. Estoy con un objetivo en mi entrecejo y no hay chances de saciar mi sed de triunfo. Mi futuro tiene sólo un nombre. Hoy, es Julio César Chávez Jr. Y lo siento por él”, dijo el quilmeño en una nota que escribió para la revista Ring Side.

La convicción que muestran sus palabras son un anzuelo para quienes habían perdido el gusto del buen boxeo en décadas pasadas. El deporte se llenó de bocones que en el ring no cumplieron, hundiendo un poco más al deporte, y también muchos fueron más noticias en las crónicas policiales, como le paso al mismo Monzón o más recientemente a Jorge “la Hiena” Barrios.

En la otra vereda se formó Martínez, quien acompañó sus declaraciones con golpes sobre el ring que le dieron credibilidad ante la gente.

Maravilla no especula sobre el ring, no se guarda nada y deja todo. Aun en los momentos más difíciles, como el del último round, en el que muchos aconsejaban que se defendiera o que mantuviera la distancia, el quilmeño fue al frente para cambiar golpes con el “hijo de la leyenda”. Esas acciones son las que aplaudió el público, más allá del nerviosismo del momento, en Las Vegas, Salta o cualquier parte del mundo.

“Mi monstruo no sólo pide victoria, pide justicia. Equilibrio para un mundo de narices chatas y pibes de barrio que, a fuerza de instinto propio, a puños descubiertos, pelearían por romper sus cadenas que atan sus pies a la miseria. Para poseer la dignidad de elegir vivir bajo un régimen o en la libertad más absoluta. Para pelear por la verdad. Por la única verdad”, había escrito el argentino antes de su presentación contra el mexicano. El pedido de justicia era por el título mediano que el CMB le quitó y que luego ganó Chávez Jr. Fue una decisión de escritorio que le dolió a Martínez, pero de la cual pudo tomar revancha.

Su irrupción en el boxeo

La irrupción del argentino es un caso para el análisis: Sergio Gabriel Martínez se convirtió para los argentinos en Maravilla a los 37 años, momento de su consagración, pese a haber debutado como profesional en diciembre de 1997.

Desde aquel enfrentamiento con Cristian Marcelo Vivas en Ituzaingó, se subió al ring otras 25 veces en la Argentina (24 triunfos y un empate) hasta que, cansado de no ser tenido en cuenta por los grandes patrocinadores, se fue a vivir a España.

Nadie ponía en los buscadores su nombre. No era tema de conversación. Ya radicado en la localidad de Alovera, donde comenzó su relación profesional con el entrenador que lo llevó a la cima del mundo, entre el 26 de abril de 2002 y el 17 de abril de 2010 llevó a cabo 22 peleas entre España, Estados Unidos e Inglaterra, con un resultado de 20 victorias, un empate y una derrota.

Fue el 20 de noviembre de 2010, cuando su documento denunciaba ya 35 años, el momento en el que en la Argentina se empezó a escuchar su nombre tras una pelea en Atlantic City con el norteamericano Paul Williams, que ganó luego de un tremendo nocaut.

Recién allí su nombre se hizo “amigable” para los argentinos. Ahora todos lo conocían, todos tenían una anécdota para contar, ahora todos querían destronar a Carlos Monzón y erigían en su lugar a “la Maravilla” que, hasta su apoteosis con Chávez Jr., peleó otras cinco veces en la escena grande del pugilismo.

Hoy es mundialmente conocido. Tiene uno de los títulos mundiales más codiciados, en una de las categorías que tiene a los mejores nombre del boxeo mundial.

El nombre de Maravilla Martínez se talla entre el del estadounidense Floyd Mayweather o el del boricua Miguel Cotto. En la madurez de su vida y cuando muchos otros piensan ya en el retiro, Martínez celebra el mejor momento de su carrera profesional.

.Un sueño pendiente

Maravilla Martínez logró uno de sus sueños al vencer a Chávez Jr., pero aún le queda uno pendiente. “Sueño con pelear en el estadio de River”, señaló Sergio, fanático del millonario. Ante esto, el club no demoró en comenzar las gestiones para complacer al flamante campeón y emitió un comunicado en el que anuncia que ya empezaron con las gestiones para que Maravilla pueda cumplir su anhelo y también aclara que de haber una pelea en Argentina será sí o sí en el Monumental.

“El Club Atlético River Plate comunica que arbitrará las medidas para que Sergio Maravilla Martínez cumpla su sueño de disputar su próxima pelea en el Monumental. En tal sentido, se están realizando las gestiones a fin de materializar la misma. Esto significa que, de haber una pelea en la Argentina, se realizará en el Monumental, dado que cuenta con el apoyo del presidente Daniel Alberto Passarella y de toda la comisión directiva”, señalaron los dirigentes en un comunicado oficial dado a conocer el jueves pasado.

 Lo que viene para el gran campeón

Ahora, ¿qué es lo que sigue para Martínez? La primera opción más obvia es una segunda contienda de revancha ante Chávez Jr., la cual no hubiera sido atractiva, por la superioridad sobre el mexicano, de no ser por el último asalto en el que realmente estuvo en problemas.
Aparte de Chávez Jr. y tomando en cuenta que Martínez tiene 37 años, al argentino no le queda más que buscar las grandes bolsas. No puede enfrentarse a pugilistas con poco nombre y tendrá que ir por Saúl Canelo Alvarez o inclusive Floyd Mayweather.
Un desafío ante Canelo podría ser atractivo y le ayuda el estar en una promotora independiente a Top Rank, la compañía archirrival de la promotora del mexicano, Golden Boy Promotions. Sin embargo, los de Oscar de la Hoya parecen tener a Miguel Cotto en los planes para Alvarez.
La contienda ante Mayweather Jr. parece estar lejos del alcance del argentino, aunque el estadounidense aún no tiene rival ni pelea anunciada.

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