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Hace unos años, pocos se animaban. Ahora es una rutina, sobre todo de los jóvenes. Dicen que para “engancharse” a alguien no es necesario salir a bailar. “Prendés la notebook, te fijás los amigos de tus amigos en Facebook y probás suerte”, relató un grupo de veinteañeros que conversaban en la plaza 9 de Julio. Nada es nuevo, sino una costumbre.
“Te ponen los cuernos por internet y hasta algunos se animan a cumplir fantasías sexuales a través de una webcam”, coincidieron los “nativos digitales salteños”, esa generación de menos de 30 años que sigue las conductas del mundo globalizado.
Irma Silva, presidenta del Colegio de Psicólogos de Salta, explicó que “sin distinguir edades ni sexos, los romances en la web son cada vez más habituales. Existe pues un grupo humano cuyo trabajo, comunicaciones y relaciones se dan principalmente a través de la red. Entonces no es inusual que el romance surja entre ellos y, lógicamente, es la red el lugar de encuentro. Sin embargo, lo que se inició como una práctica que podría ser característica de un grupo de trabajadores especializados se extendió a la gran comunidad de internautas”.
El avance tecnológico fomenta estas nuevas formas de vincularse . En la capital salteña el 45% de los hogares tiene al menos una computadora, según los últimos datos del Indec.
En las casas de electrodomésticos de peatonal Alberdi comentaron que la gente, antes de comprar, pregunta si el celular tiene la aplicación Facebook o Twitter. Además, las tablets salen como pan recién horneado.
“La imaginación y la fantasía juegan un papel muy importante en las salas de chat o en las relaciones basadas en correo electrónico, pues la pantalla, por lo general, nos brinda poca información de nuestros interlocutores. Y es nuestra mente la que completa el cuadro, de acuerdo a sus necesidades y expectativas propias. Así, para muchos resulta casi irresistible dar rienda suelta a la fantasía en este tipo de relaciones y, de paso, echar un vistazo a través de esa ventana que nos comunica con personas con la única censura y distancia que nosotros mismos establezcamos”, comentó Silva.
Tampoco dejó pasar por alto la “necesidad del ser humano de probar nuevas vías de comunicación y de relación. Debemos mencionar el efecto desinhibidor de internet, y el anonimato que nos brinda puede ayudar a las personas a romper el hielo a través de los correos, messenger, el chat o las redes sociales. La vergenza, la timidez, el miedo al ridículo quedan superados en un medio virtual”.
Los cuidados
Cecilia (nombre ficticio de una adolescente de 17) compartió su experiencia: “Tenía 12 años. Sí, era muy chiquita. En internet conocí a un chico de 17. Me pareció churo, conversamos un mes y quedamos en conocernos. Mi mamá no me dejaba salir, entonces le tuve que decir la verdad. Primero se negó, pero después me acompañó a conocerlo. Aún somos amigos”.
Los internautas, muchos de ellos menores, reconocen que no suelen comentar a un adulto que se encontrarán con un “cibercontacto”. Además, suelen publicar fotografías, con poses de “modelaje”, sin el visto bueno de los padres. Una recorrida por los perfiles “on line” es una prueba.
“Hay redes sociales que tienen controles de privacidad. En algunos sitios los niños tienen que tener más de 13 años para tener un perfil, pero incluso nenes más chicos crean sus cuentas. No existen garantías de privacidad, ni con las configuraciones, dado que todo se puede cortar, pegar y enviar. Las fotografías, las publicaciones o los mensajes inadecuados pueden dañar la reputación. Los jóvenes pueden "etiquetar' (o identificar) a sus amigos, lo cual puede violar la privacidad”, alertó Silva.
Encontraron familiares de Francia
Facebook les permitió unir los lazos familiares que sus antepasados habían perdido en 1890. Los Vuistaz de Salta y los Vuistaz de Francia. Gracias a la red social, supieron que la familia se extendía del otro lado del Atlántico. El domingo pasado, los galos probaron carne argentina, en un asado que compartieron en Tres Cerritos.
“Mi bisabuelo se vino de Europa, siempre pensamos que era hijo único. Pero resulta que quedó una familia en Francia”, dijo Adriana.
Lea Vuistaz, una joven francesa de 23 años, relató que, en 2009, al googlear su apellido, aparecieron nombres en español. Uno de ellos fue su primo, Sin embargo, la investigación de su árbol genealógico siguió en Facebook.
“Ahora yo tengo una gran familia. Nos recibieron como reyes”, se alegró.
Los efectos negativos y la distracción
Irma Silva advirtió que “hay muchos adolescentes que usan las redes sociales y se exponen. No sólo por lo que muestran, sino por lo que dicen, expresan o sienten. Algunos, que utilizan Facebook más a menudo, son más narcisistas o presentan comportamientos antisociales, manías y tendencias agresivas. Por otra parte, existe el conocido como ciberbullying”.
En diálogo con El Tribuno, explicó que la sobredosis diaria de tecnología y medios tiene un efecto negativo en la salud de cualquier persona, incluidos niños, pre-adolescentes y adolescentes haciéndolos más susceptibles a la ansiedad, depresión y otros desordenes psicológicos. “Además, Facebook puede ser un gran distractor y tener un impacto importante en el momento de aprender. Hay jóvenes que lo revisan una vez cada 15 minutos”.
A tener en cuenta
No todo es negativo
Hay personas en las redes sociales que desarrollan un mejor nivel de empatía. Las redes pueden ayudar a jóvenes introvertidos a socializar detrás de la seguridad del monitor.
Cuándo preocuparse
Cuando una persona pasa horas en exceso conectado puede llegar a iniciar una suerte de relación no saludable con lo virtual. El joven pierde parte de la vida social.
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