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El oficialismo habría decidido dar marcha atrás en la idea de comenzar a discutir, en el corto plazo, una reforma constitucional que habilite un nuevo mandato de Cristina Fernández. Pero mantendría, en cambio, la intención de impulsarla el año próximo.
Un sector del kirchnerismo había promovido en las últimas semanas la necesidad de plantear la reforma de la Carta Magna este año, habida cuenta del riesgo que sería para el gobierno que en las elecciones legislativas del 2013 no lograran superar los 40 puntos que ubicaran al Frente para la Victoria en la puerta de contar con los dos tercios necesarios del Congreso. Sin embargo, luego de algunos cabildeos y globos de ensayo, la Casa Rosada comenzó a desandar lo actuado.
“Cómo hacemos para asegurar los votos de un eventual reforma en el Senado, donde Boudou no puede manejar ni al propio bloque y hace todo escondido”, razonó un kirchnerista, pensando en el trabajo de operaciones políticas que debería desencadenarse ante una iniciativa de esa índole. En ese esquema, consideran que la Cámara de Diputados tal vez sea más propicia para una jugada de ese tipo. Pero no el Senado.
Admiten que en las charlas, se filtró la idea de atar a la reforma constitucional, además de la re-re de Cristina, una modificación del régimen de coparticipación federal. Pero no se avanzó.
Sin embargo, los comicios legislativos no se plantean sencillos. Los operadores kirchneristas saben que la provincia de Buenos Aires vuelve a ser clave y, otra vez, no tienen candidatos de peso. Por eso todos vuelven a mirar a Daniel Scioli.
Un sondeo en manos del kirchnerismo que preguntó en la provincia “¿A quien votaría, a Karina Rabollini o a Alicia Kirchner?”, arrojó un dato preocupante para el gobierno nacional. La esposa de Scioli superaba por más de 20 puntos a la cuñada de Cristina Fernández. Hay quienes miran a Sergio Massa, que en las últimas semanas apareció en fotos junto a Gabriel Mariotto. Pero no están demasiado convencidos. Sobretodo por la concepción que tiene la mandataria sobre el intendente de Tigre.
Bajo esa complejidad, la Presidenta hizo un enroque político a nivel ministerial que tuvo lecturas, para algunos, erróneas. Cuando muchos creían que Cristina le había quitado poder a Julio de Vido, sacándole el manejo de Transporte, algunos peronistas bonaerenses no creen que haya sido tan así. “Cristina le sacó un problema a De Vido y se lo pasó a Randazzo”, reflexionó una fuente kirchnerista, que no dejó pasar el hecho que antes era Randazzo quien tenía contacto con los intendentes bonaerenses. Ahora es De Vido, a través de la obra pública.
En la Casa Rosada creen que en los próximos meses habrá un repunte de la Economía, lo que les posibilitará volcar una suma importante de recursos en 2013, año electoral, a los municipios, a través de obra pública. Aunque algunos memoriosos saben que ese esquema no funcionó en el 2009, pese a la presencia como candidato del propio Néstor Kirchner.
Pero la duda para muchos jefes comunales y para Daniel Scioli es cómo dispondrá Cristina Fernández el armado de las listas. Los intendentes saben que si no cuentan con un número importante de candidatos propios a concejales, pueden ver peligradas sus gestiones ante el temor de una andanada de juicios políticos. Scioli también razona que si no cuenta con legisladores provinciales de confianza para integrar el Poder Legislativo provincial, el kirchnerismo puede llegar a cuestionar su gobernabilidad.
Mientras el Frente para la Victoria queda inmerso en esa disputa, la oposición intenta armar alternativas. El cordobés José Manuel de la Sota dejó en claro en los últimos días, con su diferenciación del gobierno nacional, que quiere erigirse en un referente dentro del peronismo ortodoxo. Por eso no fue casual que señalara que en la Argentina hubo menemismo, duhaldismo y kirchnerismo, pero lo que queda es el peronismo.
Hasta Roberto Lavagna no descartó volver a ser candidato, aunque no posee estructura y debe lograr que la gente deje atrás aquella aventura presidencial junto con la UCR, que finalizó de la peor manera con una foto junto a Néstor Kirchner, durante un encuentro privado en Olivos.