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Una tragedia. Se escapaban de un infierno, la violencia en Siria, pero encontraron uno peor, la muerte. El número de fallecidos tras hundirse ayer un barco pesquero que transportaba un centenar de inmigrantes indocumentados ante las costas turcas, cerca de la ciudad de Esmirna, en el mar Egeo, ascendió a 61 personas, según el vicegobernador de Esmirna, Ardahan Totuk. Un comunicado de Gobernación, recogido por la agencia Anadolu, aclara que se ha contabilizado 12 hombres, 18 mujeres y 31 menores muertos.
Un total de 46 personas fueron salvadas, entre ellos dos niños, una mujer y dos tripulantes del barco, mientras que los trabajos de búsqueda continuarán otros tres días más.
Según las informaciones disponibles, todos los pasajeros se declararon de nacionalidad siria, iraquí o palestina, que escapaban de la violencia generalizada en Siria.
Acorde a los salvados, la mayoría de las mujeres y niños intentaban resguardarse del frío en la bodega del barco, cuando sobrevino el desastre.
El barco chocó contra un arrecife tras alejarse unos 50 metros de la costa, informó la agencia Dogan.
Tras ser informadas por los rescatados, las fuerzas de la gendarmería turca lanzaron una operación y detuvieron a dos ciudadanos turcos a los que consideran responsables de embarcar a los inmigrantes. Según los testimonios de los refugiados, éstos habían pagado a los dos organizadores para que les llevasen de forma clandestina a Inglaterra.
Atrapados sin salida
Soldados del Ejército israelí y agentes de la Policía impidieron a una delegación de una ONG local acceder al lugar donde se encuentran atrapados desde hace una semana una veintena de inmigrantes eritreos en la frontera entre Israel y Egipto, con asistencia médica y comida.
Los inmigrantes llegaron a la zona fronteriza el jueves de la semana pasada con la esperanza de poder penetrar en territorio israelí y cuando intentaban hacerlo quedaron atrapados por obstáculos que impiden su acceso a este territorio y desde entonces son vigilados por tropas del Ejército israelí apostadas en la zona.
El grupo -en el que hay un menor de 14 años y dos mujeres- se encuentra entre dos verjas y no quiere regresar al territorio egipcio por temor a represalias, según los medios. El Ejército israelí aduce que los inmigrantes se encuentran en “una zona militar cerrada al tráfico de civiles”, situación que apunta, “no es reciente sino que rige desde el año pasado debido a la volátil situación”.