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La semana pasada el dólar tomado por el público como moneda sana, desplazó a la “mala”, o sea al dinero argentino. La devaluación del peso fue importante. Ahora que el dólar libre pasó cómodamente la barrera psicológica de $7,00, la inversión y el ahorro entran en una curva de depreciación; la inflación, en ascenso.
Todos preguntan, desde la dolarización como segunda monetización, qué pasará después de las vacaciones con la divisa. Es esperable que el “blue”siga incrementándose frente al dólar oficial. El que vende los billetes autorizados por la Afip ganó muy poco. Con la reciente devaluación del peso, el margen de diferencia entre el libre y dólar Afip se agrandó. Los economistas coinciden en que el futuro del dólar tiene que ser analizado desde su presente. Actualmente, la divisa está presionada a la alza por la demanda de los turistas. Por otra parte, en un país agrícola, los negocios del campo son importantes para poner dólares en el mercado. La liquidación de la cosecha gruesa (en abril o mayo) proveería de divisas a la plaza formal, por lo que bajarían ligeramente las prohibiciones al acceso al dólar para actividades de importaciones y turismo.
El cepo cambiario creó una imposibilidad de adquirir dólares en el circuito oficial. De allí que el “blue” pasó a tener demanda, casi compulsiva. Los especialistas en microfinanzas, también atribuyen el fenómeno de la suba del dólar libre a la mayor disponibilidad de pesos provenientes del medio aguinaldo. Muchos volcaron ese ingreso al ahorro en dólares.
En la City indican que “el mercado informal es reducido, de manera que presiones menores suelen tener un impacto considerable en la cotización de la divisa”. Muchos se preguntan qué pasará con el atesoramiento de dólares. Una respuesta son los fondos organizados que suelen pagar distintas operatorias que los bancos. Hay ofrecimientos para ingresar al fondo con $10.000 por la volatilidad del dólar y la fuerte devaluación del peso, en los últimos meses. El sistema se arma principalmente de bonos atados a la suba del billete verde. Se puede entrar y salir cuando uno quiera y operar vía web. Esta alternativa existe porque los plazos fijos muestran una ruta que no seduce. La tasa del plazo fijo promedia es 15,5% , inferior a la inflación anual del orden del 25%. Una herramienta también promocionada es la de los fondos comunes de inversión, que ganan adeptos en este último tiempo. Todas son operaciones que siguen el avance del dólar y el principal objetivo es que los ahorristas tengan un rendimiento superior a la inflación. Entonces la suba del dólar y el alza del costo de vida, son tomadas como variables a la hora de armar un fondo de inversiones. lo que quiere decir que la ingeniería financiera permite que ganen los ahorristas pequeños y también las acciones en la Bolsa. La suba del libre impulsó varios papeles en las últimas ruedas.
La inflación, causa de la escalada de la moneda estadounidense
Para el economista Federico Sturzenegger, “el cepo cambiario ya se agotó”.
El presidente del Banco Ciudad no duda en afirmar que la gente ya considera que el dólar quedó barato. Además dice que la disparada del “blue” es una consecuencia de la inflación y no su causa.
Analizó que el Banco Central “no da señales de querer moderar el ritmo de emisión, es claro que la convergencia, que es inexorable, se dará con más inflación”.
Según Sturzenegger que “la reacción del Gobierno fue sostener la demanda de pesos con el cepo cambiario. Pero esa política ya se agotó. Sin aflojar la emisión y la economía estancada las variables están ahora para una convergencia bastante rápida entre ritmo de emisión, que viene al 40% anual, e inflación”.
Respecto a cuánto puede durar una brecha del 50% entre el billete oficial y el paralelo, Sturzenegger afirmó que “en la práctica se puede mantener para siempre. La pregunta es cuál es el costo”.
“Las restricciones son muy apetecibles para el Gobierno porque la necesidad de pedir permiso para importar (¡e incluso para exportar!) le da un poder político muy fuerte al Gobierno y obliga a la obsecuencia, al menos en público, de gran parte de los actores económicos”, dijo.
El dinero “malo” contra el “sano”
Argentina es el país -fuera de Estados Unidos- con más dólares en poder del público. Son 21 mil millones, 65 por ciento más que el circulante en pesos. La gente corre al dólar libre porque siente que sus pesos se deprecian y cunde la desconfianza y aumenta la convertibilidad y transacciones “en negro”.
Per cápita
En la Bolsa de Comercio de Buenos Aires calcularon que cada argentino, por la dolarización de hecho existente que podría atesorar, promedio, US$ 1.600, o sea $12.000 per cápita.
Según un estudio del Fondo Monetario Internacional, Argentina es el país, después de Rusia, que más dólares demandó de la Reserva Federal norteamericana.
Los economistas críticos de la emisión monetaria excesiva hacen el ejemplo de preguntarle a una familia: “¿qué gastaría primero: un billete de 100 pesos o uno de 100 dólares?” La abrumadora mayoría contestaría que los pesos, conservando los dólares. Por una desconfianza frente al peso dan ese respuesta.
Los economistas conocen a este fenómeno como la “Ley de Gresham” que estableció que la moneda mala desplaza a la buena para las transacciones corrientes, mientras la buena (el dólar) funciona como reserva de valor.