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El joven director de cine Hernán Goldfrid se puso al frente de Tesis sobre un homicidio, la película protagonizada por Ricardo Darín, antes incursionó en la comedia y fue asistente de dirección del film “Tiempo de Valientes”. En exclusiva para El Tribuno habla de sus búsquedas y la experiencia del filmar con el ganador del Oscar.
Tu última película es radicalmente diferente a la anterior, “Música en espera”…
Sí, básicamente eso sucede porque me gusta explorar diferentes mundos. Entonces, a partir de esa premisa, siempre tengo el deseo de que los proyectos tengan nuevas búsquedas. Me entusiasma la idea de explorar siempre cosas que no haya explorado antes. La vez pasada, con “Música en espera” me había metido en una comedia romántica que iba hacia un lugar. En este caso, intenté hacer una búsqueda completamente diferente, con otro tipo de película, con otro género y con otra arquitectura. Eso me entusiasma: tratar de estar en permanente movimiento y en una búsqueda constante de cosas diferentes.
O sea que tu próximo film puede llegar a ser un Western…
Sí, quién sabe… un musical puede ser (risas) La verdad que no lo sé, no sé que es lo próximo. Pero, a priori, tener como premisa aquello de explorar siempre cosas diferentes, es algo que a mí me entusiasma.
¿Cómo convocaste a los protagonistas de Tesis…? ¿habías pensado en ellos de antemano?
Ricardo (Darín) fue una imagen que tenía desde el primer momento, cuando –junto con Patricio Vega- empezamos a gestar este proyecto. Él iba escribiendo y yo iba imaginando. Desde el minuto uno siempre creí que Ricardo era el actor ideal para encarnar al profesor Bermúdez, sobre todo por todo lo que le podía aportar, por todo lo que lo podía hacer crecer. Yo sentía que él iba a conocer al personaje y que iba a poder indagar en lo que tienen que ver con los detalles. Es una película que habla de los detalles. Yo creía que él iba a poder encontrarle los detalles a ese personaje, entonces desde el momento en que empezamos a trabajar juntos, el personaje comenzó a crecer de una manera espectacular. Fue un disfrute enorme trabajar con él.
En el caso de Calu (Rivero) veníamos trabajando sobre el personaje de Laura y yo no terminaba de saber bien quién debía ser. Entonces armamos una serie de pruebas con diferentes actrices. Cuando la conocí a Calu, desde el primer momento sentí que debía ser ella. Básicamente por toda la energía que trajo al casting en el que yo reconocí y entendí cuál era la energía que debía tener ese personaje. Laura es un personaje que va por una arista diferente a todo el resto. Todos los personajes son del mundo del profesor Bermúdez, lo rodean. Sin embargo, el personaje de Laura viene de un mundo diferente. Entonces que lo encare una actriz con una energía como la de Calu, con el deseo de explorar, de meterse en la vida de ese personaje y de entenderlo, de encarnarlo, de saber cómo son sus padres, cómo era su hermana o por qué se viste de una manera… creo que el personaje creció, me encantó cómo lo hizo.
A Alberto (Amann) lo conocí porque me habían sugerido ver “Celda 211”, una película que él había filmado en España. Cuando la vi, comencé a verlo como Gonzalo. Me junté con él en un viaje que hizo para acá –él es cordobés- charlamos sobre el guión, el personaje. Y empecé a sentir que se iba moldeando ese personaje, que lo empezaba a entender desde lugares que antes no entendía. Cuando uno se encuentra con un actor y empieza a enteder a los personajes desde lugares inesperados, significa que ese actor va a ser el actor ideal para ese personaje.
También hay un rol importante, que encarna Arturo Puig…
Sí. Lo mismo me pasó con Arturo (Puig) Me entusiasmaba trabajar con él. El personaje del juez Hernández, que hace las veces del hermano mayor o figura paterna del profesor Bermúdez y que tiene esa fuerza, esa solidez, que en los momentos más perturbados de Bermúdez, él siempre está ahí. Trabajar con un actor así, tan fuerte, tan sólido, me entusiasmaba mucho. A partir de eso, fui creado todo el mundo de la película, con cada uno de los personajes, tratando de no dejar nada librado al azar.
¿Filmarías una segunda parte de Tesis?
No, yo creo que la segunda parte es la que se tiene que llevar el espectador. Básicamente, me parece que en la película hay un diálogo con el espectador y hay una permanente necesidad de hacer preguntas desde el lugar del espectador. En una película para obligarse a hacerse preguntas. Me parece que transitarla y vivir toda la aventura de la película es algo que disfruto. Creo que la segunda parte tiene que ser en la cabeza de cada uno.