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Para que no se repita
Por varios motivos, que más abajo detallo, necesito relatar la horrible experiencia que sufrí el pasado sábado 21 del corriente mes, entre la Avenida Ex Combatientes de Malvinas y la placita "Niño feliz" de Barrio Intersindical.
Aproximadamente antes de las 22 horas, cuando caminaba por allí, en momentos que circulaban vehículos y había gente en la placita (era una noche cálida, con muchas actividades por el inicio de la primavera), me asaltaron tres menores para quitarme la cartera.
En una verdadera operación tipo comando, muy bien coordinada y creería que hasta cronometrada, me taparon la boca, tiraron al suelo y ante mi resistencia a entregar mi cartera me arrastraron hasta lograr su propósito. Cruzaron corriendo la avenida, los tres juntos, en momentos en que ningún vehículo pasó por allí (seguramente habían previsto los semáforos en rojo), perdiéndose en la oscuridad de un baldío conocido como "la boratera". Así, tampoco dieron lugar a que la gente que estaba en la placita pudiera auxiliarme. Tres "valientes" para robarle a una mujer sola...
La causa la lleva adelante el Juzgado de Menores N§3, expediente N§108904.
Uno de los motivos de esta carta es destacar la inmediata llegada del 911 ante el respectivo llamado por teléfono celular. Su rápido accionar posibilitó la detención de tres menores de 16 años en la zona de Barrio Bancario, y la recuperación de mi cámara fotográfica. Este, mi elemento de trabajo, se encontraba en el interior de la cartera que me arrebataron. La sorpresa fue que al reconocer la máquina y encenderla, me doy con que los asaltantes se habían alcanzado a fotografiar en mi cámara.
También destacar la tarea del personal de la Comisaría del Barrio El Tribuno, especialmente a la oficial Silvia Tolaba. Es gente que siendo policía, por ser el primer contacto de víctimas en situación crítica y desesperante (como fue mi caso), responden también a las necesidades humanitarias, de contención. Lo mismo que la gente que me atendió en el Servicio Médico Policial, donde me llevaron para constatar mis lesiones.
Otro motivo es ayudar a crear conciencia sobre la importancia de no portar elementos de trascendencia. En mi caso y por experiencias ajenas, en mi cartera no había celular, ni tarjetas (de crédito ni débito), ni documentos de identidad, ni llaves. El dinero era mínimo, justo para el transporte. Lo más valioso era mi cámara fotográfica, ya recuperada.
De tal manera que los 3 menores involucrados están metidos ahora en semejante conflicto con la Justicia Penal, por delitos de los que no lograron botín alguno. Y sus padres estarían en riesgo de afrontar causas civiles por resarcimiento de daños y perjuicios, lo que iniciaría mi abogado cuando esté el dictamen del Juzgado de Menores actuante.
Diana Alvarez
Ciudad
La política del dedo II
Los salteños conocemos los grandes cambios prometidos en el sistema de salud salteño: poner el dedo para el control del horario. ¿Qué resultado tuvimos? ¿Solucionamos los problemas graves de salud? ¿Mejoró la atención? Por supuesto que no, porque no se dio corte definitivo a los vicios de gestión en los centros de salud de la capital, que a pesar de todo sostienen como pueden los embates de algunas enfermedades. Me pregunto: ¿donde están los gremios de la salud?, ¿y la comisión de salud de Diputados y Senadores? Ah, si, pensando en las elecciones. En estos días las autoridades de Salud Pública salieron a justificar la crisis arengando a la población a denunciar al personal de salud. Pero se olvidan que es necesario tener respuestas efectivas en la redistribución de los recursos, en la prevención y la motivación que necesita el personal, que hace maravillas. Deberían preocuparse por la eficacia y eficiencia de su gestión, que brilla por su ausencia. Al contrario, el personal de salud publica trabaja a destajo por la población salteña y necesita de su ayuda. Esta sigue siendo la política del dedo.
Dr. Héctor Hugo Montero
Ciudad