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Llamele preocupación, personalismo en su máxima expresión o falta de confianza, el gobernador Juan Manuel Urtubey se dedicó por completo al cierre de campaña de su hermano Rodolfo, candidato por el oficialismo a ocupar una banca en el Senado nacional.
Todo indica que el exresponsable del Fondo de Reparación Histórica retornará a Buenos Aires con una banca bajo el brazo, sin embargo el mandatario salteño encabezó la recorrida por los medios como si se tratara de su propia campaña.
En sus distintos encuentros con la prensa, Urtubey se notó algo cansado y preocupado. Intentó mostrarse ajeno a la afinidad que mostró el oficialismo con Alfredo Olmedo y al apoyo acrítico que tendrían sus candidatos para con el Ejecutivo nacional.
En primera instancia afirmó que espera el triunfo de su fuerza política para el domingo en las elecciones legislativas nacionales. No obstante evitó referirse al supuesto segundo puesto que para los medios oficialistas disputan Juan Carlos Romero y Alfredo Olmedo. Cabe recordar que en la semana su hermano había manifestado su preferencia por el millonario sojero al reinvindicar su espíritu “democrático” al prestar quórum en diversas sesiones para el oficialismo.
Por otra parte optó por esquivar lo que hasta ahora fue eje de campaña del oficialismo y en gran medida de Salta Somos Todos: el acompañamiento irrestricto al Gobierno nacional en la Cámara baja y alta. “Quiero contar con senadores que trabajen con el gobierno provincial” se limitó a decir Juan Manuel Urtubey.
En la radio de Martín Grande, respecto a los diputados nacionales, sostuvo que las bancas serán ocupadas por los tres espacios políticos más fuertes de la provincia, es decir por Evita Isa del PJ, Guillermo Durand Cornejo del Frente Popular Salteño y Jasbel Singh de Salta Somos Todos.
Finalmente, el gobernador no ocultó su preocupación por los resultados electorales de las PASO provinciales. Advirtió que un eventual triunfo del domingo le dará más oxígeno y un “plus de cara a las elecciones provinciales de noviembre”. Olvidó, tal vez, que con los posibles resultados que arrojan algunas encuestas, el oficialismo bajara más de veinte puntos a lo obtenido en 2011 lo que hace desaparecer casi por completo sus sueños presidenciables.
