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Central Norte en un callejón sin salida

Sabado, 26 de octubre de 2013 02:44
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La reacción en el segundo tiempo, los goles de Altamirano y el tanto agónico de Fausto Apaza fueron solo un maquillaje de otra mala producción colectiva e individual de Central Norte. Solo permitió un empate que hoy no sirve de nada. El 3 a 3 ante Chaco For Ever lo sigue condenando al cuervo al último lugar de la tabla, una posición que ocupó a lo largo de la primera rueda que, precisamente, se terminó anoche.
Aunque Coleoni quiso sorprender con un par de cambios de entrada, el que sorprendió realmente fue For Ever en la primera estocada profunda; Pedro Brítez definió entre varios defensores y marcó el primer tanto. Iban apenas ocho minutos de partido y el cuervo ya pagaba las serias consecuencias de haber arrancado mal, como en el torneo. Y realmente, anoche, el equipo de Coleoni jugó decididamente mal. Muchas de sus individualidades volvieron a mostrar un bajo nivel. Por ejemplo, Berdún perdió la pelota con facilidad, Comini aportó solo un par de centros, Medina se vio superado muchas veces y Magno nunca se terminó de enganchar. Así, Altamirano y Martínez quedaron lejos y esperando algún pelotazo salvador en el primer tiempo. Esa fue otra de las vías, desacertada, que eligió el cuervo ante la impotencia de no poder generar juego.

Ni los tiros libres de Fretes pudieron superar al arquero Abadíe (le tapó un buen remate a los 20’). Encima, Chaco se paró bien y esperó salir de contragolpe con Brítez o con Nicolás Silva. Mientras Visconti se relamía, sabía que la defensa de Central es propensa a equivocarse y así vino el segundo tanto: Comini le pifió al querer rechazarla en el área y se la sirvió al goleador de los chaqueños: 2 a 0 en el final del primer tiempo.
Para el complemento, algunos se ilusionaron con la reacción del equipo cuervo, como en el clásico contra Gimnasia. Y esa reacción llegó, ya con Artura y Apaza en la cancha (por Comini y Bianco), más el gol de Altamirano en los primeros minutos. No era casualidad, Altamirano se encargó de confirmar la nueva remontada y luego de un tiro de esquina marcó el 2-2. Pero Visconti, con un preciso tiro libre, derrumbó esa ilusión y volvió a enterrar al cuervo en el fondo. Era una nueva derrota, la peor de todas quizás, pero Fausto Apaza apareció en medio de la desesperación para marcar el nuevo empate. Igualmente, el punto suma poco y casi no sirve de nada.

Cambios que no cambiaron

A última hora, Coleoni decidió cambiar todo lo que había probado en la práctica de fútbol de la semana. El cuerpo técnico del cuervo había advertido ciertas habilidades del equipo chaqueño con lo cual decidió cambiar algunos nombres y el esquema táctico. De este modo, Fausto Apaza, Eric Chmil y Jonathan Artura se quedaron en el banco de suplentes. Pero esos cambios de último momento, Comini en el carril derecho, Bianco de lateral y Altamirano en el ataque, no surtieron efecto, y Bianco, que finalmente fue lateral derecho, su trabajo dejó mucho que desear. No marcó, no se proyectó y también se equivocó en los pases. La jugada del primer gol vino por su costado. Y Comini tampoco fue la solución, encima, se la sirvió a Visconti involuntariamente en el segundo tanto de For Ever. El único que justificó la decisión del DT fue el Gordo Altamirano.

Con bronca y resignación

“Movete cuervo movete, movete dejá de joder...”, cantaron desde la cabecera norte del estadio Marteareana ni bien Brítez marcó el primer tanto del partido. Y sí, algún día los hinchas del cuervo iban a reprochar. Algunos plateístas no demoraron en pedirle cambios al técnico cuando veían que dentro de la cancha no había respuestas. Eso sí, no se escucharon insultos hacia el técnico, el único que parece ser inmune a los reclamos, al menos por ahora.
Los hinchas de Central explotaron de bronca sobre el final de la primera etapa cuando Visconti anotó el segundo. Y ahí sí hubo insultos: “Jugadores, la c... de tu madre, pongan huevos que no juegan con nadie”, retumbó en los cuatro costados.
La gente se cansó de esperar a que realmente el equipo levante. Aunque se terminó yendo del estadio con una doble sensación, con bronca y resignación, porque muchos también terminaron aplaudiendo y reconociendo la reacción del equipo en el segundo tiempo y el agónico empate.
El marco de público en el Martearena fue bueno teniendo en cuenta los malos antecedentes y la mala campaña del equipo de Coleoni. Cuando comenzó el encuentro la concurrencia era de unas mil personas aproximadamente, cifra que casi se triplicó durante el desarrollo del juego.
La gente, además, se regocijó de ver a Enzo Vargas en el campo de juego, otro pibe de las inferiores que Coleoni mandó a la cancha en busca de la remontada.

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