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La mancha de Manchalá es un estigma que va a llevar por siempre Salta y el Ejército Argentino.
Salta por no haber sabido o querido defender el monumento al Combate de Manchalá, que reconocía y resaltaba el coraje del soldado salteño, herederos de las glorias de nuestro General Don Martín Miguel de Gemes, puesto de manifiesto en ese combate contra la guerrilla que asolaba nuestro país con atentados y muerte.
El Ejército Argentino, con el Comandante de la Brigada V a la cabeza, por haber ordenado su destrucción, haciendo participar a todas las unidades de Salta para ejecutar su demolición.
No hubo ni un pero para cumplir prontamente la orden.
Me pregunto: ¿Fue falta de "carácter" para cuestionar una orden que se basaba en mentiras? ¿Deseos de quedar bien con el que ordenaba? ¿Cuidar su carrera?
No lo sé, la historia lo juzgará.
Para el gobernador va un párrafo aparte. Agredieron a la provincia de Salta y no se le movió un músculo. Ni se preocupó en averiguar que era y significaba el monumento.
Haciendo abstracción de su postura política, es más fácil agradar al Poder Central y darle la espalda a la gente que él dice representar.
La mancha de Manchalá la arrastraremos hasta el momento que haya un desagravio para esos soldados de la Patria que lo único que hicieron fue cumplir con el juramento que hicieron un día 20 de Junio: "defender la Bandera hasta perder la vida".
Para mayor vergenza, solamente hay que pasar por el frente del Batallón de Ingenieros y ver la pila de escombros que queda de lo que era el monumento.
¿Será a propósito que esté así hace meses?, como diciendo: “a nadie le importa lo que había allí, ni a quienes Patria les reconocía su entrega y valentía”.
Como pueden vivir el gobernador, el comandante y el jefe de Batallón de Ingenieros con esa pila de piedras que lo que hacen es reclamarles: “¿Por qué me hicieron esto?”
Pobre Patria mía, en qué manos estamos!