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Historia de los ríos del norte argentino

Lunes, 18 de noviembre de 2013 03:34
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El origen y evolución de los ríos de nuestro segmento andino resulta fascinante. Los ríos son los protagonistas del juego energético que se produce entre la dinámica interna que empuja hacia arriba las cadenas montañosas y la dinámica externa que busca la destrucción erosiva de los relieves creados.

Cuando las gotas de lluvia alcanzan la superficie terrestre van a moverse en función de la pendiente. No es lo mismo cuando se desplazan velozmente por la ladera de una montaña que cuando lo hacen en una superficie casi plana.

De esta manera, cuanto mayor sea la pendiente mayor va a ser la velocidad que adquiera el fluido. Dichas aguas comienzan a formar cauces que se unen a otros y estos a otros mayores hasta dar lugar a colectores de distinta magnitud. Las aguas que caen sobre una cadena montañosa pueden correr hacia una u otra cara desde su filo. A ello se le llama un divorcio de las aguas o “divortium aquarum”.

La Cordillera de los Andes, que se recuesta sobre el borde occidental de América del Sur, es la gran divisoria de las aguas entre la vertiente atlántica y la vertiente pacífica. Los ríos que corren hacia el Pacífico son cortos y agresivos porque deben recorrer pocas decenas o centenas de kilómetros antes de llegar al océano.

En el tramo de los Andes Centrales esos ríos tienen un enorme déficit hídrico por estar en una de las zonas más áridas del planeta. Sin embargo han cavado profundos cañones como el del Colca en Perú. En cambio los ríos de la vertiente atlántica reciben una enorme carga de humedad y dan lugar al más espectacular sistema fluvial del planeta como es la cuenca del Amazonas.

Cientos de miles de afluentes convergen en el cauce principal que nace en la Alta Cordillera ecuatoriana, peruana y boliviana y descarga un increíble volumen de agua dulce en el Atlántico. O sea que tiene sus nacientes en montañas que se elevan hasta 6.000 m sobre el nivel del mar y luego de recorrer unos 7.000 km descarga unos 300 mil metros cúbicos de agua dulce en el océano; siendo además el río más largo y más caudaloso del mundo.

La cuenca del Plata

La otra gran cuenca que drena las aguas hacia el Atlántico es la del Plata a la cual pertenecemos nosotros. Curiosamente el divorcio de las aguas entre las cuencas del Amazonas y del Plata es un pequeño cerrito que está ubicado en la ciudad de Sucre en Bolivia. Los grandes ríos que drenan nuestro segmento andino y que forman parte de la cuenca del Plata son el Pilcomayo, el Bermejo y el Juramento.

Nuestro Valle de Lerma participa de las altas cuencas del Bermejo en su extremo norte y del Juramento en su extremo sur. Precisamente el divorcio de las aguas pasa por su interior a la altura de El Huayco. De esta manera todos los ríos que bajan del norte y forman parte del sistema de La Caldera (Potrero, Santa Rufina, Wierna, Vaqueros) para dar lugar al Mojotoro, pertenecen a la alta cuenca del río Bermejo, mientras que los que vienen del sur tales como el Arias, Arenales, Rosario y Guachipas forman parte de la alta cuenca del río Juramento. Es interesante destacar que todos estos ríos son jóvenes y se han ido formando y adaptando a medida que se constituía el edificio orogénico andino.

Al elevarse la Puna se formó un bloque aislado donde todas las aguas tuvieron necesariamente que converger en su interior. Salvo en su extremo norte que contiene al río San Juan de Oro y que pertenece a la cuenca del Pilcomayo, el resto de la Puna tiene un drenaje centrípeto donde las aguas de todo tipo (pluviales, nivales, termales) convergen en depresiones de donde sólo pueden liberarse por evaporación dejando allí su carga de sales y dando origen a los salares.

Ahora bien, la Puna se siguió elevando y eso hizo que escapara de la voracidad erosiva de las cabeceras de los afluentes del Bermejo y del Juramento y de que sus ríos interiores no fueran capturados. Las capturas fluviales son un fenómeno común que ocurre cuando un río intercepta a otro y captura sus aguas aumentado su caudal y erosividad y dejando al otro muerto.

Es lo que pasó dentro del Valle de Lerma cuando el río de La Caldera, que antiguamente continuaba su curso hacia el sur para unirse al sistema Arias-Arenales, fue capturado por el Mojotoro formando actualmente un codo en ángulo recto en el punto de captura. El viejo cauce de La Caldera, que recogía además las aguas de los tagaretes que bajaban transversalmente está hoy desaparecido por debajo de los aluviones en Castañares, la Católica y Tres Cerritos o por las losas asfálticas que cubren a la avenida Virrey Toledo.

Al elevarse la Puna como bloque, todos los ríos que bajaban hacia la vieja llanura hoy desaparecida (en la época en que la llanura llegaba hasta el borde de la Puna), lo hacían en sentido oeste - este. Sin embargo a medida que comenzaron a elevarse láminas tectónicas hacia el oriente, formando las sierras y serranías de la Cordillera Oriental y de las Sierras Subandinas, empezaban a producirse taponamientos de esos cursos de agua que debían cambiar su curso hacia el sur o hacia el norte de acuerdo con las pendientes regionales que se iban gestando.

Una fusión perfecta

Así por ejemplo, el río Calchaquí nace en los Nevados de Acay en el borde de la Puna y corre hacia el sur encajonado dentro del valle hasta encontrarse con el Santa María, que viene de sur a norte, para juntos formar el río de Las Conchas y a la salida al Valle de Lerma continuar como Guachipas y luego Juramento, Pasaje y Salado, llegando finalmente al Paraná, cambiando numerosas veces el rumbo. O sea que tuvo que buscar una salida, adaptándose a los relieves y atravesando montañas, hasta alcanzar la llanura.

Ocurre lo mismo con el sistema Caldera-Mojotoro- Lavayen-San Francisco, o con el río Grande de Humahuaca que es otro tributario importante del Bermejo. Los ríos están sobrellevando todavía y respondiendo a las consecuencias del acomodamiento andino. La red de drenaje son las páginas de un libro en las que se pueden leer las deformaciones tectónicas que sufrió nuestro segmento andino entre el alto bloque de la Puna a occidente y la extensa llanura chaqueña al oriente.

 

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