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Inseguridad, droga y violencia son las palabras que definen la situación que se vive en el barrio Estación, en la ciudad norteña de Orán. La jornada del jueves no fue la excepción, ya que se desató una verdadera batalla campal durante un procedimiento de drogas, en el cual efectivos resultaron lesionados y móviles dañados.
Todo ocurrió en la calle Ferrocarril del mencionado barrio, cuando policías de la División de Drogas Peligrosas ingresaron a un domicilio con una orden de allanamiento emitida por el juez Federal Raúl Reynoso.
Según una investigación que se llevó a cabo durante varias semanas, establecieron que desde la vivienda se vendían drogas.
Una vez en la casa, dos hombres y una mujer, quienes son los principales sospechosos de la compra y venta ambulante de estupefacientes, se mostraron muy violentos. En todo momento intentaron entorpecer el procedimiento y evitar que se revisara el inmueble.
La violencia que portaban creció a pasos agigantados, a tal punto que comenzó una batalla campal de la cual participaron otros vecinos, que al darse cuenta de lo que estaba ocurriendo comenzaron a tirar piedras y demás elementos contundentes a los policías y los automóviles.
A pesar de lo sucedido, el procedimiento se llevó a cabo de igual manera, aunque varios efectivos resultaron lesionados.
En el interior de la vivienda -tras revisarla de pies a cabeza-, encontraron seis envoltorios de cocaína y otro de marihuana.
Por otro lado, en un sobre encontraron 1.900 pesos. En otras zonas de la casa encontraron una balanza digital, tijeras y recortes plásticos con restos de sustancias, además de dos celulares, que contendrían información ligada a la investigación.
El magistrado, al conocer el resultado del procedimiento, ordenó la inmediata detención de las personas implicadas por venta de estupefacientes, amenazas y atentados contra la autoridad.
Fuentes aseguraron a El Tribuno que los detenidos son muy conocidos en el ambiente delictivo y reincidentes en la venta de drogas.
La zona en la que se realizó el procedimiento se caracteriza por la presencia de patotas y dealers que atemorizan a los vecinos, que a pesar de los reclamos constantes no ven soluciones.