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La economía de Brasil, bajo stress

Jueves, 28 de noviembre de 2013 02:14
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La economía brasileña llega a fin de año otra vez bajo stress, en medio de tensiones económicas que afectan al mayor gigante regional, que parece debatirse entre impulsar más el crecimiento o dedicarse a contener la inflación.

El último índice de actividad económica referido a Septiembre mostró una inesperada contracción. La novedad llegó en un momento en que el gobierno de Dilma Rousseff viene ampliando el gasto público, al tiempo que busca dar beneficios a empresas para que aumenten la inversión.

Las previsiones de crecimiento para la economía brasileña alcanzan el 2,5 por ciento para este año y -a este ritmo- algo menos para el que viene.

La agencia internacional Bloomberg difundió este mes una encuesta que realiza a inversores en todo el mundo y en ella sólo un 10 por ciento señaló que Brasil podrá evitar una caída en las calificaciones crediticias del país.

El 51 por ciento de los consultados se mostró pesimista sobre las políticas llevadas adelante por la presidenta Rousseff. Para los consultados, analistas e inversiones vinculados a los mercados financieros globales, Brasil ofrecerá peores perspectivas que los Estados Unidos, Gran Bretaña, la Unión Europea, Japón, India, Rusia y China el año próximo.

La disputa de fondo en Brasil tiene que ver con el rol que ocupa el gigante latinoamericano en las finanzas internacionales. Rousseff trató de bajar las ultra-altas tasas de interés que ofrece el sistema financiero brasileño a los inversores externos, de modo de impulsar un crecimiento del consumo y del mercado internos.

Pero las presiones aumentan para que esa política no se lleve adelante, el Estado reduzca su presencia en la economía y se mantengan las políticas ortodoxas del Banco Central.

En ese contexto, Rousseff salió a criticar a quienes señalan que la inflación está saliéndose de control. Es que hasta octubre la inflación acumulada en un año fue de 5,84 por ciento, por encima del centro de la meta fijada de 4,5 por ciento, pero dentro del margen máximo de tolerancia del Banco Central de hasta 6,5 por ciento para el año.

La presidenta brasileña salió al cruce de sus críticos con dureza la semana pasada y si bien reconoció que Brasil "siente" los efectos de la crisis internacional, el país mantiene estabilidad y altos niveles de empleo.

Destacó que "inflación controlada, superávit fiscal y altas reservas" son parte de lo que se sostendrá y puso de relieve que "décimo año consecutivo vamos a mantener la inflación por debajo de 6,5 por ciento", señaló.

"Según proyecciones, apenas seis economías del G-20 (Arabia Saudita, Italia, Brasil, Turquía, Alemania y Corea del Sur) tendrán superávit primario en 2013", advirtió.

Las tensiones en la mayor economía de la región seguirán en los próximos meses, en momentos en que se sumarán las disputas propias de la próxima campaña electoral en la que Rousseff espera lograr la reelección.

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