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La Dirección General de Inmuebles es un organismo estatal donde reina la anarquía y un violento destrato del personal hacia los contribuyentes, por supuesto con excepciones, hay algunos que gozan de privilegios, específicamente en la Sección Jurídica, en ventanilla donde se retiran formularios para solicitar cédulas. En otros sectores, por tiempo prolongados no hay personal para la atención al público, la gente debe soportar que los empleados dispongan del tiempo de quiénes contribuyen para abonar sus sueldos.
Tampoco existe la posibilidad de quejarse. No hay un libro para tal efecto o nunca está disponible; tampoco es posible una queja personal ante el Director de Rentas, porque tampoco está en su oficina o su status no le permite atender a los pacientes contribuyentes. Ante este tenso panorama de violación a los Derechos Humanos, la única autoridad dispuesta a escuchar es la Jefa de Personal, pero que poco o nada lo puede hacer ante la indiferencia de los responsables. Resulta incomprensible la actitud de los empleados (sin la identificación obligatoria) en general, si consideramos que hay conductas básicas como responder a un saludo.
Por lo expuesto, creo que es vital unificar el reclamo respecto al derecho a ser atendidos de manera eficiente, con rapidez, amabilidad y respeto. Es lo mínimo que podemos exigir como devolución a nuestra contribución cotidiana y sistemática a la administración pública.
Prof. Ana Obando
Ciudad