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Por la presente quiero expresar mi descontento, mis cuestionamientos, mis reclamos y mi denuncia pública hacia la empresa de transporte de pasajeros “La Nueva Alianza” de la ciudad de Orán, que brinda servicio en todo el norte salteño.
La situación triste que tengo que pasar con esta empresa, tiene lugar cada vez que mi madre Damacena Juárez, con diagnóstico de discapacidad por anormalidad de la marcha y de la movilidad (Coxartrosis), con cáncer de mamas, útero, hígado, pulmón y ambas caderas y con tratamiento de quimioterapia necesita viajar desde Morillo hasta la ciudad de Embarcación para que desde allí abordemos otro colectivo que traslada a mi madre y al suscripto hijo acompañante hasta la ciudad de Salta. A mediados de septiembre en Morillo, a hs. 7.30 subimos al colectivo de la empresa “La Nueva Alianza”, el boletero del mismo, cuyo nombre es José, nos hizo grandes problemas a tal punto que nos quiso bajar del colectivo, porque sostenía que debíamos tramitar los boletos sin cargo con 48 a 72 horas de anticipación y que necesitaba los lugares para transportar otros pasajeros y que vaya a quejarme dónde quiera y cómo quiera. Además nos increpó a viva voz diciendo que la próxima vez con el solo hecho de vernos en la parada de colectivos pasará de largo y no nos levantará.
Al parecer todos desconocen la ley 24.901, por la que se establece que las personas con capacidades diferentes y en su caso específico con el acompañante, tienen el derecho a viajar gratis en los colectivos urbanos e interurbanos de larga distancia. Estos empleados y esta empresa “La Nueva Alianza”, no solo no cumplen con la ley mencionada, sino que carecen de respeto y de toda sensibilidad humana, toda vez que a mí y a mi madre nos maltratan y nos humillan. La presente ojalá sirva no solo de reclamo y de denuncia pública hacia esta empresa y hacia sus empleados, sino que ojalá sirva para tomar conciencia y sensibilizarnos con las personas discapacitadas y con sus familiares, que sufrimos este tipo de realidad, y fundamentalmente sería bueno que alguna autoridad haga cumplir las leyes como la Ley 24.901. Esto no puede ni debe seguir pasando. Alguien nos tiene que defender de las empresas inescrupulosas e insensibles que lucran sin observar la citada ley. Las personas con capacidades diferentes también existen, tienen derechos y también son parte de esta sociedad, pero hasta hoy siguen siendo humilladas y maltratadas como en este caso señalado.
Hernán Gastón Juárez, Coronel Juan Solá Morillo