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Esta organización está compuesta por más de un millón de geólogos de 120 países miembros.
La geología ha demostrado ser una herramienta valiosa en la resolución de casos criminales. El primer libro sobre el tema fue publicado en 1975, en inglés, por Ray Murray y John Tedrow, bajo el título de "Geología Forense: Ciencias de la Tierra e Investigación Criminal", en la Rutgers University Press. Sin embargo, la aplicación de los conocimientos geológicos a la resolución de casos criminales data de mucho antes. El famoso escritor inglés Sir Arthur Conan Doyle, creador del mítico detective Sherlock Holmes, logró en sus escritos que éste reconociera con tal precisión el suelo de Londres que podía identificar la procedencia de un sujeto por el tipo de arcillas que estaban adheridas a las suelas de sus zapatos. El conocimiento de la geología, sumado al tipo de arcillas en cuanto a su color y consistencia, eran suficientes para identificar su procedencia. Dicha información procede de su afamado "Estudio en escarlata", en el capítulo dos, dedicado a la ciencia de la deducción. Esto que fue un ejercicio literario de Conan Doyle tuvo su comprobación fáctica en muchas oportunidades antes y después. Georg Popp, de Frankfurt, Alemania, usó el microscopio para identificar suelos y otros materiales adheridos a la suela de los zapatos de un sospechoso y finalmente ligarlo con la escena del crimen. En 1893 publicó en alemán su "Manual para los jueces de instrucción como un Sistema de Criminología", con lo cual fue considerado desde entonces como el padre fundador de la ciencia forense. Otro caso histórico interesante ocurrió en la década de 1850, en un tren prusiano que llevaba un tambor con monedas de plata. Cuando llegó a destino la plata había desaparecido y estaba reemplazada por arena. El caso fue consultado con el geólogo y zoólogo Christian G. Ehrenberg (1795-1896), de Berlín, quién aconsejó que se tomaran muestras de arena de todas las estaciones donde se había detenido el tren. Con la ayuda de un microscopio investigó el tipo y la calidad de arena en sus distintos constituyentes minerales, redondez y esfericidad de los granos, granulometría, microfósiles, etcétera, y la comparó con las arenas provenientes de las distintas estaciones. Concluyó que provenía de una de ellas y así fue fácil interrogar al pequeño grupo de empleados y encontrar a los culpables. La Geología Forense fue aceptada oficialmente como una nueva disciplina por la Unión Internacional de Ciencias Geológicas (IUGS), en 2011, en París. Esta organización está compuesta por más de un millón de geólogos de 120 países miembros y hasta 2012 estuvo dirigida por un prestigioso científico argentino, el Dr. Alberto Riccardi, de la Universidad Nacional de La Plata. Riccardi nos visitó en Salta en agosto de 2013, con motivo del Tercer Congreso Argentino de Historia de la Geología. El campo de acción de la geología forense es muy amplio y tiene que ver con la ayuda que pueden prestar las ciencias geológicas en múltiples cuestiones relacionadas con la resolución de delitos o que puedan ser potencialmente relevantes para la policía o para un tribunal de justicia. Los geólogos forenses pueden ser convocados por la justicia como peritos para colaborar en una amplia variedad de situaciones. En Estados Unidos y países de Europa se los ha consultado en casos de asesinatos, violaciones, lucha contra el terrorismo, secuestros, violaciones a los derechos humanos, crímenes de guerra, genocidios, delitos ambientales, procedencia de drogas, contrabando de mercaderías, explosivos, fauna silvestre, falsificación de gemas, fraudes con metales preciosos, tráfico ilegal de meteoritos y fósiles, etcétera. También hay una rama que es la geomorfología forense y que tiene que ver con los riesgos geológicos, derrumbes de edificios, colapsos de obras de ingeniería, desplomes de laderas, hundimientos, erosión de los suelos, conflictos con aguas superficiales o subterráneas, seguridad en las minas, descubrimientos mineros y petroleros, dinámica de los ríos en cuanto a sus límites, comportamiento hidráulico, erosión de las orillas, incisión del canal, cambios de curso, explotación de áridos, entre muchos otros temas. Como se aprecia, las ciencias geológicas pueden hacer un gran aporte a múltiples cuestiones relacionadas con las investigaciones policiales o judiciales, sea en el ámbito civil o penal. El fuerte de la geología forense está relacionado con la aplicación de las bases y principios de la geología en la investigación de evidencias físicas documentadas en la problemática criminalística. Para ello se parte de un principio básico que tiene que ver con la transferencia o intercambio de materiales conocido como el "Principio de Locard", desarrollado en 1929 por Edmund Locard (1877-1966), que sostiene que: "En dos objetos que han estado en contacto uno con el otro, siempre hay transferencia de materiales". Tales objetos pueden ser: el escenario del crimen, el objeto o víctima del delito y el actor del delito, su ropa, su auto, etcétera. El material geológico o artificial transferido puede ser: polvo y minerales, fragmentos de rocas, suelos, cenizas, carbón, vidrio y otros materiales terrestres o artificiales usados en la manufactura de objetos de la escena del crimen (muebles, cajas fuertes, material de construcción, etc.). No debe olvidarse que materiales tales como el vidrio, ladrillos, hormigón y baldosas tienen su origen en sustancias rocosas o minerales. Los materiales geológicos o artificiales identificados como transferidos constituyen parte de la evidencia física de los casos de la criminalística. El valor de los materiales geológicos es que la diversidad de los procesos dinámicos endógenos y exógenos produce una variedad ilimitada de materiales: rocas, suelos, asociaciones minerales, asociaciones de fósiles y microfósiles (diatomeas, polen), entre otros. La identificación de los materiales transferidos requiere una detallada caracterización que se enfoque en los elementos constitutivos particulares que hacen ese material único y característico (elementos químicos raros, elementos traza, asociaciones minerales o fosilíferas). En principio no basta con identificar fragmentos de una roca, sino en obtener su exacta composición, textura, minerales, quimismo e isotopía que la identifican como una roca única. Estos son analizados antes de ser evaluados con un poco de conocimiento de las circunstancias particulares de la investigación. El objetivo puede ser la de ayudar a determinar si podría haber una asociación entre las muestras. La geología cuenta hoy con técnicas y tecnologías de avanzada para el estudio de las evidencias que provengan de su campo tales como la microscopía óptica, microscopía electrónica, rayos x, difracción, espectrometría, isotopía, a lo que deben sumarse innumerables métodos geofísicos y geoquímicos. Geólogos argentinos dirigidos por el Dr. Guillermo Sagripanti, dieron a conocer en la revista especializada de la Asociación Geológica Argentina (T. 70, N´ 1, 2013), el primer trabajo de geología forense destinado a la identificación de terrenos disturbados donde pudieron haberse enterrado a ciudadanos desaparecidos durante la dictadura. Otros casos resonantes fueron la búsqueda del cadáver del Che Guevara en Bolivia y del cuerpo de Federico García Lorca del cual participó el geólogo salteño Carlos Peralta con la ayuda de un geo-radar. Los componentes que hacen a la geología de Salta, desde la Puna hasta la llanura chaqueña, son bien conocidos y por tanto la Geología Forense podría ser de gran ayuda en la investigación judicial y policial de numerosos casos con ella relacionados.
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