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Las gruesas fallas defensivas y el poco volumen de juego que el equipo expuso ante Quilmes (Torneo Final) y Toluca (Copa Libertadores), comenzaron a preocupar en el “mundo Boca”.
En su último contacto con los periodistas, antes del choque de mañana ante Tigre, Carlos Bianchi explicó los motivos del flojo rendimiento de sus dirigidos. El Virrey, esgrimiendo un tono defensivo, expresó: “Un equipo no se hace de un día para el otro. En este equipo faltan jugadores, en comparación con aquel que jugó la final de la Copa Libertadores en 2012. Darle una identidad a un equipo que no se formó, no es tan fácil. Más allá de lo que decían del celular de Dios, ahora se dan cuenta de que no lo tengo”. Como es habitual, el DT cargó contra los periodistas al acusarlos de “inculcarle ansiedad” a los hinchas de Boca y darle un carácter dramático a cada partido.
Cuando se habla de la gloriosa época xeneize, Bianchi agregó: “Les recuerdo que en Boca había mucha más paciencia. Entre el año 81 y el 98 el club había salido campeón una vez, en el 92 con el señor (Oscar) Tabárez, y no incendiaron la Bombonera ni había menos hinchas''.
Molesto con la presión externa y empecinado en referencias históricas, Bianchi recordó que con “la camada del 98 y 99”, que inició su exitoso pasado en el club, “también hubo que formar un equipo y de eso nadie se acuerda”.
Luego, con mucha autocrítica, el entrenador acotó: “El hincha es inteligente para saber que los equipos no se hacen de la noche a la mañana. Hay que cambiarle la actitud a Boca. Quiero que sea más positiva. Que se juegue lejos de nuestro arco. Entiendo que quizá los defensores estaban acostumbrados a otra cosa, pero no le vamos a dar la espalda al trabajo, lo vamos a mirar de frente. Soy el primero que sabe bien que Boca no está jugando bien, no me escondo. Y sé muy bien las razones”.
Bianchi, quien está comenzando a sentir una presión distinta, a la que no está acostumbrado, sigue siendo organizado, motivador constante, paciente, respetuoso con sus jugadores, pero la verdad es que “su” Boca actual está todavía muy lejos de parecer una formación de su sello.